THE OBJECTIVE
Kiko Mendez-Monasterio

Perder dos veces

Pero lo peor de Cañete no ha sido perder con Valenciano -que ya es todo un alcorconazo-, sino perder el debate sobre el debate, o sea, perder dos veces. Mucho ánimo a los chicos de Génova. Un par de consejos más de Arriola, y conseguís resucitar al PSOE.

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Perder dos veces

Pero lo peor de Cañete no ha sido perder con Valenciano -que ya es todo un alcorconazo-, sino perder el debate sobre el debate, o sea, perder dos veces. Mucho ánimo a los chicos de Génova. Un par de consejos más de Arriola, y conseguís resucitar al PSOE.

Durante un tiempo para hablar de un debate en televisión era obligatorio recordar el de Kennedy y Nixon, símbolo de la evolución del marketing político. Fue el momento en que se sustituían los grandes discursos y las frases célebres por una legión de asesores metrosexuales, analistas del nudo de la corbata, expertos en telegenia y sociólogos de cabecera, en fin, la clientela soñada por un menudeador de cocaína. Desde entonces todos quieren ser Kennedy, sin importarles un ardite que como presidente fuera una desastre, y que si no llega a ser por Kruschev nos mete en la tercera guerra mundial. Ese debate americano influyó tanto que incluso Rajoy en la tele nos contó aquella extraña historia de la niña – tan kennidiana, algo así como la Anduriña de Juan y Junior- aunque nadie lo entendió muy bien porque no le ha sido dado al gallego el don de la poesía.

Pues ahora es posible que las academias de ciencias políticas incluyan en su temario el debate de Cañete y Valenciano. Se puede convertir en el ejemplo de cómo los asesores y expertos que rodean a los candidatos son capaces de descafeinarlos hasta deshacerlos como adolescentes presos de una secta. Si en el PP se avergüenzan tanto de Cañete ya podían haber presentado a Oyarzábal, alguien que no tuviese que negarse a sí mismo para parecer moderno, progre e insustancial.

Pero lo peor de Cañete no ha sido perder con Valenciano -que ya es todo un alcorconazo-, sino perder el debate sobre el debate, o sea, perder dos veces.

Al decir que mostrar superioridad intelectual sobre una mujer puede resultar machista, primero, está reconociendo la derrota en la tele -algo que por muy evidente que fuera había que intentar disimular- y después, está repitiendo esas cosas que dicen los asesores y expertos -los clientes del menudeador-, pero que no están hechas para alimento del gran público. Mucho ánimo a los chicos de Génova. Un par de consejos más de Arriola, y conseguís resucitar al PSOE.

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