THE OBJECTIVE
Susana Koska

Plano detalle

Para escribir un diario, tanto da que sea viaje, odisea o experimiento, hay que fijarse mucho, fijarse en los detalles pequeños y llevarlos pronto al papel para que no se diluyan cuando uno está descubriendo el mundo.

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Plano detalle

Para escribir un diario, tanto da que sea viaje, odisea o experimiento, hay que fijarse mucho, fijarse en los detalles pequeños y llevarlos pronto al papel para que no se diluyan cuando uno está descubriendo el mundo.

El mundo siempre apabulla con su épica. Pero si nos perdemos los detalles, no pillamos una. Nos quedamos mucho con el plano general.
 
El joven Drawin se llevó al Beagle lápices y cuadernos y se paso años dibujándolo todo; pajarracos, plantas, frutos, algas, peces, insectos y picos de aves inesperadas, describiendo los fascinantes dialectos fueguinos y sus costumbres. 
Se fijaba en todo, para no olvidarse de nada.
Lo que no se escribe es como si no hubiera pasado, algo así decía la Woolf que se apuntaba con minuciosa curiosidad, los excesos de su mente laberíntica y son lo mejor de su literatura. 
 
El joven Darwin además se llevaba los descubrimientos al barco cosa que a los tripulantes no les gustaba nada. La expedición fue de pasiones y broncas además de tormentas, ron, ron, ron, la botella de ron y el frío letal de los estrechos inexplorados. En medio de esta tormenta, Darwin replegado en su éxtasis de contemplación sobre su cuaderno de viaje, se dedicó a los detalles. 
Y se inventó un mundo nuevo.
 
La expedición del Beagle y la epopeya del Endurance  siempre fueron mis favoritos de los inviernos juveniles, por aquello de los extremos confines; el desierto, la selva y nada más, que diría Atxaga.
 
Hoy que todo se vende y se compra y se copia y se fotografían los pintxos y las visitas a la peluquería (que podrían parecer detalles y las más de las veces, no son más que apuntes chusqueros de tiempos egomaníacos) venden los detalles del jaleo de a bordo. 
No se oye como se reían del joven Darwin y sus especímenes, pero es fácil imaginarlo. 
Si te fijas en los detalles, seguro que se entienden las chanzas y hasta se nota el frío.
Ya lo decía el cómico catalán; “profundice Rubianes, profundice, no se quede en la tapa”.
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