THE OBJECTIVE
Ignacio Lopez Raez

Por droga

Comenzaron a morir un 29 de febrero de 2004. Hoy se cumplen diez años de la ejecución, una década desde que Jamal Zougam metiese las tarjetas de móvil en los explosivos. Se cumplen diez años del último día de vida de personas honestas y ejemplares.

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Por droga

Comenzaron a morir un 29 de febrero de 2004. Hoy se cumplen diez años de la ejecución, una década desde que Jamal Zougam metiese las tarjetas de móvil en los explosivos. Se cumplen diez años del último día de vida de personas honestas y ejemplares.

Comenzaron a morir un 29 de febrero de 2004. Hoy se cumplen diez años de la ejecución, una década desde que Jamal Zougam metiese las tarjetas de móvil en los explosivos. Se cumplen diez años del último día de vida de personas honestas y ejemplares, que cogían, como muchas otras, ese tren a primera hora para ir al trabajo o a la escuela. Se cumplen diez años del 11 de marzo de 2004, una fecha clavada en la memoria de todos los ciudadanos, y en especial, en la de más de mil familias.

En el concejo de Belmonte de Miranda (Asturias) hay una mina de caolín, la mina Conchita. Ésta no está al alcance de todos, pues no existen indicaciones ni caminos que lleven a ella. A tan solo dos kilómetros de la casa más cercana se levantaba un laberinto sostenido por una homogénea cortina de árboles y matorrales, y en el que solo alguien sabedor del lugar podría acompañar a El Chino, Jamal Ahmidan, jefe de la logística de los terroristas. El guía fue Emilio Suárez Trashorras, exminero de la Conchita convertido en narcotraficante.

En el rendimiento de la mina, la dinamita era algo normal, algo que estaba a la orden del día en el cometido de los picadores para extraer el caolín. La mayoría de las veces sobraba y aquello era fácil de sustraer para tareas particulares, como la de El Chino. ¿Cómo se hizo? En un trueque. Emilio entregó, dictado por su efímero conocimiento y por su hedonista conducta; casi 200 almas encarnadas en 200 kilos de Goma 2 ECO y EC a cambio de hachís de Marruecos. La noche del 28 al 29 de febrero de 2004, Emilio entendió que el valor de las víctimas se reducía a unos 60 kilos de droga, que después consumiría.

Jamal Ahmidan cargó el Toyota Corolla con los explosivos y puso rumbo a la casa de Morata de Tajuña. El 11 de marzo, un total de diez bombas explotaban en cuatro trenes. En abril, El Chino se suicidaba en la explosión del piso de Leganés al grito de: “Alá es grande”. Trashorras fue condenado a 34.715 años de cárcel. Mina Conchita cierra en septiembre de 2004, seis meses después de la masacre.

 

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