THE OBJECTIVE
José Carlos Rodríguez

Posverdad y posgobierno

La profesión periodística, en España, se lo merece casi todo. Pero constituye un ensañamiento innecesario y cruel que el Gobierno de Pedro Sánchez hable ex cátedra sobre la ética en la labor periodística.

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Posverdad y posgobierno

La profesión periodística, en España, se lo merece casi todo. Pero constituye un ensañamiento innecesario y cruel que el Gobierno de Pedro Sánchez hable ex cátedra sobre la ética en la labor periodística. La prisa de Sánchez por dar lecciones ya le ha jugado una mala pasada. Pensó que podía firmar una tesis doctoral elaborada a retales por otras manos. Ha cubierto el escándalo con el ocultamiento, primero, y la mentira después, hasta que la labor de algunos periodistas le obligó a vestir su vergüenza de transparencia. Que él y sus ministras nos expliquen cómo debe ser la profesión resulta muy enojoso.

Resumir la lección magistral que Sánchez, Carmen Calvo e Isabel Celaá nos quieren dar es también un ejercicio exasperante. Calvo ha dicho que “por encima de los negocios legítimos de las responsabilidades profesionales de los hombres y mujeres en los medios de comunicación y de quienes asumen responsabilidades políticas” está “violabilidad (sic) del modelo educativo». Un modelo que es «un bien superior a proteger, un valor colectivo muy por encima de nuestras individualidades». Es decir, que los derechos individuales (o “nuestras individualidades”, como prefiere llamarlo), han de ceder a lo que el gobierno llama el “modelo educativo”; esto es, su visión sobre cómo debemos de pensar.

La ministra portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, dedicó el arranque de la última rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros a denunciar lo que considera un “acoso” por parte de la prensa, como si estuviera al servicio del presidente Nixon o, más bien, de Nicolás Maduro. Calvo ha dicho que hay que superar el debate sobre la regulación o la autorregulación de la profesión periodística. Que ya están ellos para ponernos límites.

El Gobierno tiene sus entusiastas en la profesión, bien sure. No hay político con instintos censores sin su pléyade de voceros. Manuel Domínguez Moreno en, ¡Ay!, Diario 16, ha dicho que el Gobierno es muy valiente por plantear la cuestión y dice que hay que reformar el Código Penal para dejar claro qué son las noticias falsas. ¿Cuáles son esas noticias? Él mismo nos lo aclara, haciendo mención a las que vierten los medios que más critican al gobierno.

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