THE OBJECTIVE
Sandra Barneda

Quantum no es Calitum

La gran cuestión es ¿QUANTUM? Cuántos ordenadores han sido espiados en nombre de la seguridad nacional quebrantando el derecho a la privacidad.

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Quantum no es Calitum

La gran cuestión es ¿QUANTUM? Cuántos ordenadores han sido espiados en nombre de la seguridad nacional quebrantando el derecho a la privacidad.

La gran cuestión es ¿QUANTUM? Cuántos ordenadores han sido espiados en nombre de la seguridad nacional quebrantando el derecho a la privacidad.

La reveladora cifra de cien mil ordenadores que la NSA desde 2008  ha controlado con el programa de radiofrecuencia llamado “Quantum” no sólo hace temblar los cimientos de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y los países donde se encontraban esas computadoras, sino también confirma una peligrosa realidad emergente.  

Hemos traspasado el infierno de estar en un constante Gran Hermano como vaticinó Orwell, a vivir en una sociedad que nos obliga a compartir infinidad de datos personales; incluso, con la redes sociales, somos nosotros mismos los que desvirtuamos nuestro propio espacio privado. El presidente Obama se ha visto obligado, dado el nuevo escándalo de espionaje (una nueva filtración Snowden) a dar respuesta y ciertos límites a tanto campo a través en nombre de la libertad de las nuevas tecnologías.  

Estará por ver qué acota porque hay demasiados intereses públicos y privados. Sin ánimo de ser agorera, no me gustaría que Assimov fuera igual de visionario y, al final, fueran las máquinas las que dominaran el mundo.  Los bancos de datos virtuales o la obligación de someterte a centenares de cuestionarios dando respuesta a preguntas de consumo, aparentemente banales como si compras por Internet, utilizas, tarjeta o compras en metálico… Nos está llevando a aniquilar nuestra privacidad en pro de la comodidad por recibir ofertas más personalizadas o por seguridad nacional. Todo tiene un precio y, nosotros vamos de cabeza al «Todo se comparte».

Al igual que en la Edad Media, se perdieron muchos derechos y se tardaron muchos siglos en recuperar los perdidos, como el de la libertad. No nos vaya a pasar que nuestra privacidad sea la lucha de nuestros descendientes. A ver si nos enteramos que …Quantum es no Calitum. 

 

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