THE OBJECTIVE
Marta Parreño Gala

Que el futuro sea ahora

Vivir en un país en el que el cine no es cultura no es fácil para nadie, pero mucho menos para los que quieran hacer películas medianas o pequeñas o incluso cortometrajes, ese género maltratado y ninguneado que moriría de inanición de no ser por los festivales que cuidan de ellos por todo el mundo.

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Que el futuro sea ahora

Vivir en un país en el que el cine no es cultura no es fácil para nadie, pero mucho menos para los que quieran hacer películas medianas o pequeñas o incluso cortometrajes, ese género maltratado y ninguneado que moriría de inanición de no ser por los festivales que cuidan de ellos por todo el mundo.

Una gala más. Otra película multipremiada. Un gran año para el cine español, se ha dicho. A nivel de espectadores sin duda lo ha sido y es una gran noticia, pero me temo que todo lo bueno, como ocurre en todos los ámbitos, es solo para los grandes. El cine no iba a ser diferente. Los pequeños cineastas, los outsiders, los cortometrajistas, los documentalistas, los que se salen de la corriente principal, siguen en un limbo desprotegido de indiferencia y amor al arte a pesar de sustentar con costosos y valientes trabajos una base que sobrevive únicamente gracias a la ilusión y al talento de cientos de personas.

Vivir en un país en el que el cine no es cultura no es fácil para nadie, pero mucho menos para los que quieran hacer películas medianas o pequeñas o incluso cortometrajes, ese género maltratado y ninguneado que moriría de inanición de no ser por los festivales que cuidan de ellos por todo el mundo. A la acertada reflexión que hizo anteayer J.A. Bayona en Twitter: “Inversión y Educación son la vía para el desarrollo cultural e industrial de nuestro cine”, subrayo la que escribió el productor Enrique Lavigne la noche de la ceremonia: “Urge un espacio para premiar e incentivar al auténtico recambio generacional… sino, no lo habrá nunca”. Aplauso.

Quizá sea entonces cuando veamos una ceremonia en la que no importará la duración, ni el género, ni las grandes productoras que hay detrás de las películas; en una ceremonia en la que la cantidad nominados y nominadas será equilibrada o en la que la gente salte y grite al oírse ganador del premio porque no se lo espera; en una ceremonia en la que los más jóvenes no serán únicamente los nominados a mejor actor o mejor actriz y en la que cada año se puedan ver muchas y muy diferentes caras nuevas. Cuando todo esto pase, la gala de los Goya será emocionante, entretenida, sorprendente. Pero solo cuando todo esto pase.

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