THE OBJECTIVE
Xiskya Valladares

¿Quién contará la historia de las víctimas?

No es fácil denunciar sin fomentar el odio o el rencor. Pero la historia puede ser escrita desde la visión de los terroristas o desde la visión de las víctimas. Me encantaría volver a un país de refugiados y poder contar su testimonio.

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¿Quién contará la historia de las víctimas?

No es fácil denunciar sin fomentar el odio o el rencor. Pero la historia puede ser escrita desde la visión de los terroristas o desde la visión de las víctimas. Me encantaría volver a un país de refugiados y poder contar su testimonio.

Hasta los más jóvenes son conscientes. Ayer estaba con un grupo de universitarios dando una conferencia y me preguntaban “¿cómo podemos denunciar sin crear odio?” ¡Muy buena pregunta! Sobre todo cuando nos toca tan de cerca. Ahora es Soldados del Califato, un grupo escindido de Al Qaeda, que hace 10 días ha prometido lealtad y obediencia al Estado Islámico. Dice su cabecilla en un video contra Argelia que conquistarán Al Andalus. Tengamos en cuenta que Argelia está a 50 kilómetros de España.

Es lo que le faltaba a África, que también la arrasara el IS. Y es lo que le falta a España, que los terroristas pretendan hacerse con Al Andalus. Lo segundo lo veo poco probable, pero el dolor de tantas víctimas de este grupo es una realidad escandalosa. ¿Cómo puede el ser humano volverse tan fanático?

Como decía a los universitarios, no es fácil denunciar sin fomentar el odio o el rencor. Pero la historia puede ser escrita desde la visión de los terroristas o desde la visión de las víctimas. Me encantaría volver a un país de refugiados y poder contar su testimonio. ¿Cómo miran y cómo sienten los que sufren la violencia? No es difícil imaginar, pero la imaginación puede incluso quedarse corta ante la realidad de tanto dolor.

En cualquier caso, solo quien cuando somos capaces de sentir con el otro, podemos asumir sus situaciones y hacerlas nuestras. ¿No será que nos falta un poco de esto a los occidentales? Nos absorbe tanto nuestro aquí y ahora que nos ciega ante el grito silenciado de las víctimas. Padecemos un trastorno sensitivo que nos incapacita para el dolor ajeno. Pero no sabemos que juega en nuestra contra y se convierte en el infierno del no sufrir. Recordemos tan solo aquella poesía del pastor luterano alemán, Martin Niemöller:

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,guardé silencio,porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,guardé silencio,porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,no protesté,porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,no protesté,porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,no había nadie más que pudiera protestar.

(Martin Niemöller, 1946)

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