THE OBJECTIVE
Marta Garcia Aller

Rakel y el algoritmo

«Estamos experimentando con humanos». Así de claro lo ha reconocido Christian Rudder, fundador de OKCupid, uno de las web de citas online más importantes de EEUU. La afirmación ha causado mucho revuelo en la red.

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Rakel y el algoritmo

«Estamos experimentando con humanos». Así de claro lo ha reconocido Christian Rudder, fundador de OKCupid, uno de las web de citas online más importantes de EEUU. La afirmación ha causado mucho revuelo en la red.

«Estamos experimentando con humanos». Así de claro lo ha reconocido Christian Rudder, fundador de OKCupid, uno de las web de citas online más importantes de EEUU. La afirmación ha causado mucho revuelo en la red. Y sí, es inquietante, pero reconozcamos que tampoco revela nada que no intuyéramos… Aquella red social que no haya intentado manipularnos con sus algoritmos que tire la primera piedra.

Claro, que una cosa es que Sillicon Valley intente dominar el mundo y otra que te torée cuando le encargas que te busque una cita. Eso ya es pasarse. Por eso se ha liado una buena cuando OkCupid ha reconocido que ha emparejado a usuarios no compatibles entre sí solo para ver qué pasaba. Y el resultado es muy revelador: la posibilidad de éxito del romance es muy similar. O sea, que si convences a dos personas de que están hechas la una para la otra, actúan como si lo fueran.

Y no sé por qué me he acordado de esto al ver paseando juntos a Mariano Rajoy y Ángela Merkel por las románticas tierras gallegas. Algunos lo llamarían cita. Ellos lo llaman cumbre. Viéndoles presumir de su complicidad a los cuatro vientos, no me extrañaría que hubieran grabado sus iniciales en alguno de los árboles del Camino jacobeo para recordar el momento. Lo malo es que hubiera quedado incívico con tantas cámaras mirando.

Hace cuatro años ya de aquel otro paseo de Angela Merkel con Nicolas Sarkozy a la orilla del mar en la ciudad francesa de Deauville, en vísperas de un G20. La foto escenificó el entendimiento de la pareja francoalemana tan requetebién que hasta salió en el Hola. Lo de Merkozy marcó una época. Pero la marcha de Sarkozy del Eliseo no le dejó más remedio a Merkel que buscarse otra pareja de baile en Europa. El elegido ha sido español, que trae buenas referencias de la troika.

Cualquier algoritmo le habría advertido a la canciller alemana de su incompatibilidad de caracteres con Rajoy, al que ahora llama Mariano, que es más de quedarse en su tierra apurando el final de las vacaciones a modo de plasma estival mientras ella lo mismo se va personalmente a la compra la víspera de las elecciones que hace un alto en Kiev camino de Santiago para ver si arregla la crisis con Rusia. Pero quién sabe, visto lo poco fiables que son estos algoritmos con las emociones puede que el nuevo tandem funcione. Si hasta han pasado por el altar mayor en Santiago. Y ahora que lo de Rajoy y Merkel es oficial ya podemos llamarles Rakel.

Eso sí, mucho cuidado con ellos, porque sus políticas sí que están experimentando con humanos.

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