THE OBJECTIVE
Marcela Sarmiento

Rancho en llamas

Colarse en una fiesta puede llegar a convertirse en una aventura políticamente incorrecta. Pero nadie podrá negar que puede tener su dosis alta de diversión. Todo depende de quién sea el anfitrión y la categoría de los invitados.

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Rancho en llamas

Colarse en una fiesta puede llegar a convertirse en una aventura políticamente incorrecta. Pero nadie podrá negar que puede tener su dosis alta de diversión. Todo depende de quién sea el anfitrión y la categoría de los invitados.

Colarse en una fiesta puede llegar a convertirse en una aventura políticamente incorrecta. Pero nadie podrá negar que puede tener su dosis alta de diversión. Todo depende de quién sea el anfitrión y la categoría de los invitados con los que se alternará durante la celebración. Pero de intentarlo para unas copas y un photocall a burlar el esquema de seguridad de uno de los lugares más custodiados del mundo, hay una diferencia y muy grande. Infiltrarse es un arte. Existen profesionales con sangre fría que ponen a prueba el destino sin miedo a quedarse en el intento.

Hoy los inquilinos de la Casa Blanca no deben estar muy tranquilos porque alguien se envalentonó, se metió al rancho y a juzgar por lo sucedido debe estar ardiendo.

El protagonista de la historia se llama Mathew Goldstein y logró entrar en los exclusivos predios del presidente y su familia al mejor estilo de una serie policíaca de horario prime. El desconocido con temple de acero protagonizó la escena en la locación más popular del cine norteamericano. La fuente de agua funcionando como cuando la vemos en televisión y los guardias uniformados que armonizan perfecto con la bandera estadounidense ondeando de fondo.

Pero aunque el trabajo del Servicio Secreto es evitar el peligro, ésta vez no pudo percibirlo a tiempo y se coló el personaje en cuestión. Craso error. Cortaron el paso del intruso y montaron un operativo de emergencia que mantuvo cerrados los alrededores del recinto presidencial por más de una hora. Fue un caos peor que el rodaje de una película. ¿Qué podía haber salido mal? Lo que nadie se alcanzó a imaginar. La caravana de coches que usualmente transportan a las niñas Obama, Malia y Sasha cumplía su rutina. Se aproximaban a la barrera de seguridad y el arriesgado, todavía no sabemos si peligroso, conductor del auto invisible logró colarse y entrar.

De inmediato fue detenido por el servicio secreto y es noticia nacional. Quiero que se imaginen el interrogatorio y las intenciones que traía entre manos o si simplemente ha sido un error. Lo dudo. Se sabe que tenía un documento que lo acreditaba como empleado del Departamento del Tesoro nacional. No transportaba explosivos. Ahora, por cuenta de él, los encargados de la seguridad de las consentidas de Barack y Michelle intentan apagar las llamas de lo que podía considerarse un importante fallo de seguridad nacional. Ésta historia continuará…

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