THE OBJECTIVE
Carlos D. Lacaci

Raúl, un capitán de leyenda

No es nada fácil triunfar y, mucho menos, que reconozcan el éxito personal en un país como el nuestro. En España no es muy habitual, no se acostumbra al sentimiento de unanimidad para este tipo de parabienes sobre los logros ajenos. Los homenajes, pocos, suelen postergarse hasta la muerte del que aquí vivió y triunfó.

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No es nada fácil triunfar y, mucho menos, que reconozcan el éxito personal en un país como el nuestro. En España no es muy habitual, no se acostumbra al sentimiento de unanimidad para este tipo de parabienes sobre los logros ajenos. Los homenajes, pocos, suelen postergarse hasta la muerte del que aquí vivió y triunfó.

No es nada fácil triunfar y, mucho menos, que reconozcan el éxito personal en un país como el nuestro. En España no es muy habitual, no se acostumbra al sentimiento de unanimidad para este tipo de parabienes sobre los logros ajenos. Los homenajes, pocos, suelen postergarse hasta la muerte del que aquí vivió y triunfó.

En la historia personal y profesional de Raúl González destaca el fútbol, mucho y del bueno. Decir Raúl en España es estar ante la inmensa figura de un deportista de éxito. Pero desde el punto de vista personal, este eterno y modélico capitán, aún agranda más su figura.

Raúl González Blanco, no llegó de ninguna cuna alta ni acomodada. Todavía hay gente del popular barrio madrileño en San Cristobal de los Ángeles, en el distrito de Villaverde, que recuerdan a aquel niño que daba patadas a un balón mucho antes de que pudiera entender el significado del triunfo.

A Raúl los éxitos profesionales le llegaron desde el esfuerzo y la constancia; El reconocimiento público y el triunfo personal, desde su carisma, ejemplo y humildad.

El modélico capitán dice ahora adiós. Cuelga las botas, las mismas que hicieron posible deleitar a millones de personas en el mundo entero con sus regates y sus goles. Dejará atrás 21 años en los que consiguió pulverizar casi todos los récords futbolísticos, sólo al alcance de unos pocos elegidos.

El Real Madrid fue su casa blanca. Desde ella se asomó durante 16 años para emocionar a un público entregado y rendido a su juego en todas y cada una de las competiciones nacionales e internacionales en las que jugó y ganó, porque Raúl siempre ganaba.

El capitán lo fue no sólo del club blanco. Era y fue el eterno capitán de la selección nacional de España. Raúl González Blanco, es y será, hoy y siempre, un modélico y ejemplar Capitán. Por eso ha conseguido una cosa harto complicada en España: El reconocimiento público y casi unánime de sus valores y cualidades como persona, por encima incluso de su gran éxito como futbolista profesional.

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