THE OBJECTIVE
Kiko Mendez-Monasterio

¿Sarkozy hacia su Waterloo?

Sarkozy es el único político capaz de derrotar a Marine Le Pen. Antes de hacerlo, tendrá que sortear las puñaladas de su propio partido, que dejó convenientemente dividido al marchar.

Opinión
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¿Sarkozy hacia su Waterloo?

Sarkozy es el único político capaz de derrotar a Marine Le Pen. Antes de hacerlo, tendrá que sortear las puñaladas de su propio partido, que dejó convenientemente dividido al marchar.

Nunca ha disimulado sus tics napoleónicos, así que tampoco debiera sorprendernos que ahora abandone la isla de Elba para recuperar el Elíseo. Puede que -como el corso- no dure más de cien días, pero si los vecinos del norte no quieren al aprendiz de Bonaparte se van a encontrar con la imitadora de Juana de Arco, porque según las encuestas Sarkozy es el único político capaz de derrotar a Marine Le Pen. Antes de hacerlo, tendrá que sortear las puñaladas de su propio partido, que dejó convenientemente dividido al marchar.

No es extraño que le queden enemigos, porque además de todos los odios que puede suscitar un tipo tan bajito y con tanto poder, Sarko tenía que cargar con el peso de Carla Bruni. La progresía europea se puso muy puritana con el tema, decían que su idilio -algo hortera, es cierto- frivolizaba la jefatura del Estado. Aunque lo curioso es que estas críticas las vertían los mismos que defiendan sin rubor la vulgarización de los palacios, quizá porque a la república le guardan más respeto que a la Corona, o tal vez porque expandir la indecencia hasta los tronos les hace sentirse a ellos menos groseros. Pero aparte de eso, mejor incluso que las melodías de Carla cantadas por ella misma, era el discurso con el que Sarkozy ganó las elecciones: “Mayo del 68 nos había impuesto el relativismo intelectual y moral. Los herederos del 68 habían impuesto la idea de que todo vale, de que no hay ninguna diferencia entre el bien y el mal, entre lo verdadero y lo falso, entre lo bello y lo feo. Y en estas elecciones se trata de saber si la herencia de Mayo del 68 debe ser perpetuada o si puede ser liquidada de una vez por todas.”

Francia votó por liquidar la herencia sesentayochista -aquí a Mariano le falta decir que hay arena de playa debajo de los parquímetros-. Luego a Sarkozy se le olvidó cumplir su programa -eso sí que es igual que aquí- y su mandato se convirtió en la oportunidad perdida. Y ahora quiere otra. Si los franceses recuerdan que fue él quien hizo posible le regreso del caos socialista, puede que le espere Waterloo.

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