THE OBJECTIVE
Antonio Camunas

Sede vacante

La realidad parece empeñada en demostrarnos que nada camina por los cauces de previsibilidad que nos haría más confortable la existencia, y que es el cambio permanente y la incertidumbre quienes nos toman la delantera a cada rato.

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Sede vacante

La realidad parece empeñada en demostrarnos que nada camina por los cauces de previsibilidad que nos haría más confortable la existencia, y que es el cambio permanente y la incertidumbre quienes nos toman la delantera a cada rato.

La herramientas tecnológicas actuales permiten -y favorecen- el juicio indiscriminado tanto de las informaciones de índole cotidiana como de los acontecimientos históricos más significativos, en el frenético y bienintencionado intento de hacer comprensible una realidad que nos desborda.

A estas horas, en que se han vertido ya las más variadas opiniones y los más fundados análisis sobre la abdicación de D. Juan Carlos, la aportación que amablemente se me solicita no puede ser sino la de apelar a los numerosos precedentes que hemos vivido en las últimas décadas –algunos de ellos en fecha todavía reciente- para concluir que nuestras capacidades de predecir sucesos trascendentes es –cuando menos- harto limitada.

Basta hacer un poco de memoria para reconocer que si nadie fue capaz de adelantar ni uno solo de los hechos relevantes que han marcado un punto de inflexión en nuestra historia colectiva, el expediente de quienes se precipitaron a enjuiciar a-priori su posterior andadura resulta todavía menos brillante.

La realidad parece empeñada en demostrarnos que nada camina por los cauces de previsibilidad que nos haría más confortable la existencia, y que es el cambio permanente y la incertidumbre quienes nos toman la delantera a cada rato a pesar de nuestros esfuerzos por fabricar escenarios y narrativas coherentes.

Todos manejamos datos, informaciones e incluso anécdotas sobre los que fundamentar nuestra posición cuando el viento rola, la mar arrecia y navegamos fiados a la siempre débil conexión al GPS sin saber manejar el anticuado pero infalible sextante.

Es el momento de recordar que -entre lo que sucede a nuestro alrededor y nuestras decisiones- media un espacio infinito en el que asumir la responsabilidad de tomar el  rumbo correcto. Ese espacio que llamamos libertad, junto con la esperanza de llegar a buen puerto, es lo único de lo que nadie podrá privarnos nunca.

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