THE OBJECTIVE
Fernando L. Quintela

Según se baja a la izquierda

De nada vale mandar medicamentos caducados o zapatos desparejados. Si mandamos médicos, démosles herramientas. La Biblia está muy bien, pero hay enfermedades que necesitan una actuación rápida y científica.

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Según se baja a la izquierda

De nada vale mandar medicamentos caducados o zapatos desparejados. Si mandamos médicos, démosles herramientas. La Biblia está muy bien, pero hay enfermedades que necesitan una actuación rápida y científica.

Voy a hacer un poco de demagogia. De la barata, de la que todo el mundo critica pero de la que casi nadie es capaz de rebatir con más argumentos de los leídos en el titular de un periódico o escuchado en la televisión. Hoy he sido testigo en San Adrián, Navarra, en boca de la tia Felisa, 90 años: «lo han dicho en el parte de Jesús». «El parte» es lo que en época de Franco se correspondía con los informativos, en la radio, en la tele. Jesús, en este caso, es Cintora.

Se ha muerto Miguel Pajares, contagiado en Liberia por el virus mortal del ébola. ¿Alguien esperaba un milagro? He visto hospitales africanos de la orden de los Hermanos de San Juan de Dios. De los mejor equipados, pero cuyos laboratorios tienen más parecido al quimicefa de los años 70 que a un departamento médico-científico de un hospital.

Cooperamos, nos sentimos solidarios, mandamos cuatro perras a una cuenta corriente y total, cuando llega la sorpresa, siempre esperada y nunca nueva, no hay medios ni para diagnosticarla.

Recuerdo a Omar Ayashi, entonces novio de Cayetana Guillén Cuervo; la boda llegaría después de aquél viaje. Estábamos en Lunsar, Sierra Leona, otro de los puntos calientes del ébola, con el hermano Manuel, de los de San Juan de Dios. Manuel es de un pueblo de León. Omar de despertó con fiebre, dolores, mareo… podría ser malaria. Se le cubrió con una mosquitera, se le extrajo sangre y esa sangre se llevó al laboratorio, dentro del mismo recinto. Yo seguí de cerca el camino del tubito con la sangre. Al llegar al laboratorio me quedé de piedra. Si de allí sale un diagnóstico certero creería también que pudieran resucitar un mamut. A pedradas, eso sí. Por suerte, no sé cuanto tiempo después, Omar se fue libre de la malaria por el resultado negativo.

Si de verdad nos creemos esa cosa de la solidaridad, tomémosla en serio. De nada vale mandar medicamentos caducados o zapatos desparejados. Si mandamos médicos, démosles herramientas. La Biblia está muy bien, pero hay enfermedades que necesitan una actuación rápida y científica.

Pajares pasó horas, días eternos esperando que le dijeran «positivo o negativo». Le dijeron lo primero ya al límite de sus fuerzas y se le repatrió en un «avión burbuja» que por poco le cobran.

No puedo decir que el hermano Miguel Pajares se hubiera podido curar de haber reaccionado antes, pero desde luego la efectividad y la imagen de seriedad de la cooperación internacional hubiera mantenido la cabeza alta.

Ahora, expertos del mundo, pueden mandarme a la mierda, que a buen seguro no saben dónde está. Yo les digo cómo llegar: según se baja a la izquierda.

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