THE OBJECTIVE
Marta Parreño Gala

Silencio

Vivían en mitad de la nada. No estaban registrados en ningún censo fiable. Habitaban un lugar inhóspito, lejos de todo. Desaparecieron de la faz de la Tierra de la noche a la mañana y solo dos días después han dejado de buscarles. No hay dinero.

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Silencio

Vivían en mitad de la nada. No estaban registrados en ningún censo fiable. Habitaban un lugar inhóspito, lejos de todo. Desaparecieron de la faz de la Tierra de la noche a la mañana y solo dos días después han dejado de buscarles. No hay dinero.

Vivían en mitad de la nada. No estaban registrados en ningún censo fiable. Habitaban un lugar inhóspito, lejos de todo. Desaparecieron de la faz de la Tierra de la noche a la mañana y solo dos días después han dejado de buscarles. No hay dinero.

La mujer de la ropa de estrellas llora en mitad de un paisaje marrón, marciano, lunar. Ha recuperado una alfombra. No entiende y se arruga. Bajo sus pies yace un pueblo entero sepultado de piedras y lodo. Familiares, vecinos, amigos. 300 casas, más de 2.000 personas, millones de lágrimas. Números para racionalizar la desgracia, para poder creer lo increíble. Para llenar de algo el vacío.

La vida cotidiana de Ab-e-Barik, convertido en fosa común a la fuerza, quedó petrificada para siempre en un lugar que ya no existe porque la naturaleza decidió modificar el paisaje y lo ha hecho como siempre: sin avisar.

Con la esperanza (y los recursos) bajo cero, los supervivientes soportan el dolor propio y la frustración del cese prácticamente inmediato de la búsqueda. Que las víctimas y los desaparecidos no valen lo mismo en todas partes ya nos lo han demostrado muchas veces, pero el desamparo aquí se puede cortar con cuchillo. Y comparar el despliegue internacional para buscar, por ejemplo, a los 239 pasajeros del MH370, con la rapidez con la que se ha dado todo por perdido en esta tierra de nadie es demasiado desolador. Más dolor para los doloridos. Más pobreza para los pobres. Más necesidad para los necesitados.

Ante algo así solo queda la desesperanza absoluta y el silencio. Solo el silencio.

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