THE OBJECTIVE
Julia Escobar

Simon Leys, o el arte de no equivocarse

«Leys puso al servicio de todas ellas su acerada y amena pluma en un sinfín de obras a cuál más esclarecedora, destacando como precursor en la denuncia de los horrores del comunismo, en particular de la Revolución cultural china de Mao Zedong de los años sesenta (‘Los trajes nuevos del Emperador’, Tusquets), razón por la cual firmó el libro con el pseudónimo por el que le conocemos»

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Simon Leys, o el arte de no equivocarse

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En mi último subjetivo traté del arte de citar, de cómo los lectores y escritores utilizamos lo que leemos, como una experiencia más y lo incorporamos a nuestro acerbo vital y cultural. Se refleja en nuestros escritos, en nuestras conversaciones y si se hace de manera oportuna, es decir, si viene al caso, la cita resulta más elocuente que lo que pueda decir uno mismo. Evidentemente no agoté el tema pues ahora voy a detenerme en la obra de uno de los más afortunados «citadores» y precursores de esta clase de recopilaciones a las que me refería el otro día.

Se trata del belga Simon Leys, de su verdadero nombre, Pierre Ryckmans. Políglota, reputado sinólogo, traductor de los clásicos chinos y defensor acérrimo de las libertades morales, religiosas y políticas, Leys puso al servicio de todas ellas su acerada y amena pluma en un sinfín de obras a cuál más esclarecedora, destacando como precursor en la denuncia de los horrores del comunismo, en particular de la Revolución cultural china de Mao Zedong de los años sesenta (Los trajes nuevos del Emperador, Tusquets), razón por la cual firmó el libro con el pseudónimo por el que le conocemos. Pues bien, además de esa obra que marcó época, escribió muchas otras, casi todas traducidas al castellano, en las que demostró que era uno de esos pensadores de la estirpe de Camus y Orwell (ver George Orwell o el horror de la política, en Antonio Machado Libros), de esos que nunca se equivocan y que se leen con provecho y satisfacción ilimitadas.

Como ya mencioné en el artículo anterior, Simon Leys recopiló en un libro (Ideas ajenas, recopiladas idiosincráticamente para el divertimento de los lectores ociosos, Confluencias, 2015) algunas de las reflexiones de aquellos poetas, novelistas, filósofos, politólogos y políticos que más le habían impactado en sus numerosas y variadas lecturas, y que supusieron para él un punto de inflexión en su propio discurso.
Las citas van primero en la lengua en las que las leyó (seguida de una versión al francés hecha por él mismo), que no siempre es la lengua original en la que fue escrita: por ejemplo, las de los escritores en alemán las saca de traducciones francesas o inglesas y las de los escritores en español, lengua que le hubiera gustado dominar, según asegura en muchas ocasiones, a veces están citadas primero en español, como ocurre con Calderón de la Barca, Santa Teresa de Jesús y Unamuno, y en otras ocasiones en traducción francesa, en el caso de Borges y Vargas Llosa. Se echan en falta las que posteriormente fue desgranando, en otros contextos, del pensador colombiano Nicolás Gómez Dávila, al que en la fecha de elaboración de este libro no conocía todavía, cosa que no tardaría en hacer.

En 2015, un año después de que Simon Leys muriera en Australia, donde se había afincado, su gran amigo Pierre Boncenne, de origen colombiano, publicó un anticipo de su correspondencia con él de la que extraigo (y traduzco) a continuación algunas de sus opiniones sobre sus lecturas hispanizantes, concretamente su descubrimiento de la obra de Nicolás Gómez Dávila del que Pierre Boncenne dice : «Yo había oído nombrar a Gómez Dávila pero prácticamente no había leído nada suyo; fue Simon Leys quien me permitió descubrir al fin a ese magnífico escritor… colombiano». Porque en marzo de 2006, Leys le preguntaba:

«¿Conoce usted los escritos del ensayista colombiano Nicolás Gómez Dávila? Estoy leyendo una traducción francesa de sus máximas y aforismos, publicados con el título de Le Réactionnaire authentique. En realidad, el título tendría que haber sido Nuevos escolios. Está lleno de cosas acertadas y regocijantes:

«No todos los profesores son idiotas pero todos los idiotas son profesores».

«Nadie es importante durante muchos años sin convertirse en un estúpido».

¿Hay librerías españolas en París? ¿Podría intentar conseguirme el texto original de Nuevos escolios?»

En 2009 vuelve sobre este tema:

«En lo tocante a la América latina, acabo de conseguir una espléndida edición de las obras completas de Nicolás Gómez Dávila: 5 vols de Escolios más 1 volumen biografía y documentación bibliográfica y fotográfica (Franco Volpi: El solitario de Dios), todo dentro de un suntuoso cofre. Le doy la referencia porque ese monumento tiene que interesarle: Villegas Editores, avenida 82, nº 11-50, Interior 3, Bogotá, D.C. Colombia. (Me los ha conseguido un viejo amigo de la familia –antiguo condiscípulo de Jeanne- ahora diplomático australiano en Chile cuya mujer es colombiana. Para aprender español es mucho más estimulante que la lectura de mi pequeño manual de Assimil)».

También encontramos esas interesantes y nada ortodoxas opiniones sobre Jorge Luis Borges:

«Gracias por el cassette de Borges: es cautivador ver y oír al hombre. Lamento un poco (pero es sólo una cuestión de gusto personal), que una buena parte de la atención esté centrada en su creación literaria (que, le confieso, me interesa menos), según yo pienso (pero esta sea tal vez una opinión herética y filistea), el muy raro y maravilloso genio de Borges es un GENIO DE LECTOR – y mi delicia aumenta con la elección de sus lecturas: Unamuno, R.L Stevenson, Chesterton. Sus breves nótulas sobre los libros (y sobre las películas) son de una originalidad sorprendente, por lo natural, mientras que las historias de gauchos y de malevos que manejan cuchillos de Borges, me dejan más bien frío: suenan a artificio y convención».

Y, por último, esto otro sobre Manuel Chaves Nogales, tan de moda últimamente en España.

«En cuanto a lecturas españolas: Acabo de empezar de Manuel Chaves Nogales, El maestro Juan Martínez estuvo ahí –original y extraño- las experiencias de un bailarín de flamenco en la revolución soviética. ¿Conoce usted a ese autor? También ha escrito unas memorias sobre la guerra civil española: A sangre y fuego, que dicen que son muy notables».

Todos estos ejemplos los he extraído del libro: Simon Leys «Quand vous viendrez aux Antipodes: Lettres à Pierre Boncenne», Philippe Rey, 2015, en la que Boncenne recoge la correspondencia que mantuvieron durante más de treinta años y que es una verdadera mina. Aún no está traducido al español.

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