THE OBJECTIVE
Felipe Santos

Sube el volumen

Escuchar AC/DC a todo trapo mejora las posibilidades de vencer al cáncer. Quién lo iba a decir. “Thunderstruck”, la canción que parece obrar el milagro, no es la mejor de esta banda australiana, desde luego.

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Escuchar AC/DC a todo trapo mejora las posibilidades de vencer al cáncer. Quién lo iba a decir. “Thunderstruck”, la canción que parece obrar el milagro, no es la mejor de esta banda australiana, desde luego.

Hay un rubicón en aquel disco con la portada ennegrecida por la muerte de su primer cantante, Bon Scott. Aquel escocés espigado y drogadicto no se medía muy bien en las juergas londinenses y para él siempre había una penúltima barra sobre la que abrevar la fama y la vida. En la última quedó tan inconsciente que no se dio cuenta que se ahogaba en su propio vómito. Un conocido lo dejó en su coche, a la puerta de su casa, durmiendo la mona. No despertó. Los miembros de la banda se hicieron cargo del cadáver, lo mandaron a un cementerio australiano y en seguida se pusieron a buscar sustituto. Nada fue lo mismo.

Lejos quedaron aquellos discos intensos y rutilantes de los comienzos. Hoy, algunos adolescentes de finales de los ochenta recordarán divertidos aquel día en que escucharon que esa música “desordenaba”, que podía contener incluso mensajes subliminales, según había salido en la prensa y había mencionado algún profesor del colegio. Aquel estudio aseguraba que si se escuchaba al revés uno de los vinilos podía adivinarse una consigna satánica. A nadie se le ocurrió aquella memez, escuchar un disco al revés. Sonaban mejor en la dirección correcta, como en la sala de quimioterapia donde esa música parece haber obrado su efecto. Una pequeña venganza poética.

Quizá por allí se cruce algún día Walter White con un cedé bajo el brazo, risueño y desafiante, y suelte aquello de que cada pocos meses va por allí, a su revisión rutinaria “sabiendo que en una de ésas, ¡al infierno! Tal vez incluso hoy vaya a escuchar malas noticias, pero hasta entonces… ¿Quién está al mando? ¡Yo! Así es como vivo mi vida”. Y entonces, se acercará al equipo de la sala y deslizará el disco en la bandeja. Subiremos el volumen y pisaremos a fondo.

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