THE OBJECTIVE
Alfonso Donnay

Timadores, chantajistas y trapaceros

Y a esto hay que darle la vuelta. Si la sociedad no es capaz de hacerlo ahora, que paren este autobús, que un servidor se baja.

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Timadores, chantajistas y trapaceros

Y a esto hay que darle la vuelta. Si la sociedad no es capaz de hacerlo ahora, que paren este autobús, que un servidor se baja.

No es cuestión de ensañarse con Rodrigo Rato, al fin y al cabo, él no es nada más que una parte de la punta del iceberg de la corrupción que hay en este país. Al final, no es nada más que otro ejemplo de lo que la clase política dominante, en este caso el PP, representa.

Tras su paso por el FMI y por Bankia, ya hemos comprobado de lo que es capaz. La utilización de su famosa “tarjeta black” (aparte de otras cosas), nos ha puesto en evidencia delante de tipo de persona tenemos delante.

Alguien que ha sido capaz de gastarse con su tarjeta de empresa (que era presuntamente para gastos de representación), más de 3.500€ en bebidas en un solo día, 1.900€ en gastos de farmacia (que no serían precisamente para comprar aspirinas), más de 2.000€ en salas de fiestas, 17.000€ extraídos del cajero (de 1.000 en 1.000) durante su presidencia de Bankia, y además gastos en hoteles de lujo, viajes, regalos de Navidad, etc., etc., no puede ser precisamente persona digna de mucha confianza.

Rodrigo Rato es uno de los mejores ejemplos de lo que es un país donde hay muchos sinvergüenzas, golfos, caraduras, timadores, chantajistas y trapaceros(1). Pensar que en algún momento llegó a ser candidato a la presidencia de gobierno como sucesor de Aznar, da escalofríos. De todos modos, de los dirigentes de un país donde se concede la medalla al mérito policial a la Virgen María Santísima del Amor, donde se dan retribuciones en diferido a los tesoreros del partido del gobierno, o donde se implora a Santa Teresita del Niño Jesús para que nos ayude a salir de la crisis, de los dirigentes de un país así, repito: ¡se puede esperar cualquier cosa!

Y a esto hay que darle la vuelta. Si la sociedad no es capaz de hacerlo ahora, que paren este autobús, que un servidor se baja. No es por nada, pero me encantaría tener la posibilidad de decidir «sí quiero pertenecer a un país cómo este».

(1) trapacero: De trapazas. Que emplea trapazas. Que con astucias, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto.

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