THE OBJECTIVE
Raquel Sastre

Tras el antifaz

Una vez al año, por Semana Santa, vemos como hombres y mujeres se tapan el rostro y recorren las calles resguardando su intimidad tras el disfraz de nazareno por motivos religiosos.

Opinión
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Tras el antifaz

Una vez al año, por Semana Santa, vemos como hombres y mujeres se tapan el rostro y recorren las calles resguardando su intimidad tras el disfraz de nazareno por motivos religiosos.

Una vez al año, por Semana Santa, vemos como hombres y mujeres se tapan el rostro y recorren las calles resguardando su intimidad tras el disfraz de nazareno por motivos religiosos. Y todos los días vemos como gente, amparada por un avatar y nombres ficticios, recorre el TL de los twitteros censurando cada palabra que escriben.

Personalmente, creo que cuando escribes cualquier cosa de forma pública es lógico recibir tanto críticas como alabanzas. Pero recibir una crítica poco constructiva de una persona que oculta su identidad, me hace sonreír mucho. Y marco FAV siempre. No hay forma más divertida de cabrear a un cobarde, que mostrarle que te da igual lo que diga. Y seguir leyendo como vuelca su frustración en repetidos tweets a los que sigues «faveando» hasta que se da por vencido.

Reconozco que yo misma suelo ser muy troll en Internet, pero con mi nombre y mi foto. Si soy tan chula como para decir algo desde la intimidad de mi casa, que la persona a quien dirijo mi crítica sepa de quién viene. Lo otro son meras cobardías. Gente insulsa sin sangre en las venas que en su día a día no tiene el valor suficiente para decir algo. Y Twitter les ha dado lo que necesitaban. Un disfraz donde esconderse mientras se creen los reyes del mambo sacando toda su maldad a través de la red. Amparados en su falsa identidad, se creen adultos valientes, mientras se comportan como críos de colegio. Porque Twitter no es más que eso. Un colegio donde se dan todos los estereotipos y estos trolls sin identidad no son más que la adolescente gorda de las series americanas que mira desde el rincón lo que le gustaría ser y anota en su diario lo mucho que odia a todo el que tiene más éxito que ella. Sólo que ahora, el diario es público y se llama Twitter.

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