THE OBJECTIVE
Iker Izquierdo

Turrión en la estratosfera

Turrión es un verdadero demócrata, como él ha dicho en muchas ocasiones, el producto más acabado del régimen del 78, al que no ha venido a destruir, sino que –al igual que Jesucristo con la ley de Moisés– ha venido a darle cumplimiento.

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Turrión es un verdadero demócrata, como él ha dicho en muchas ocasiones, el producto más acabado del régimen del 78, al que no ha venido a destruir, sino que –al igual que Jesucristo con la ley de Moisés– ha venido a darle cumplimiento.

Los ejemplos de la simpatía de Pablo Iglesias Turrión por el nacionalismo vasco en versión etarril son abundantes sin necesidad de dilucidar si efectivamente dijo que los 500 presos etarras en las cárceles es una tragedia. Será una tragedia para sus correligionarios, pero no para el resto de españoles que no estén enfermos de fundamentalismo democrático o fascinación völkisch.

La esencia de ETA no es, como se suele decir, la “violencia” o el “totalitarismo”, o su ataque a los “derechos humanos” y la “democracia”. Estas son características cogenéricas, por eso cuando a Turrión le preguntan si condena el terrorismo, en abstracto, dice inmediatamente que sí. Pero la esencia de la ETA, su proyecto nuclear y no cogenérico, es la secesión de “Euskadi” del resto de España y por eso matan seres humanos españoles (y no japoneses o kazajos), o atacan a la democracia española (y no a la austriaca o taiwanesa). Y es cuando vamos al meollo de la cuestión, es decir, a la secesión, cuando Turrión ya no es tan categórico en su respuesta.

Turrión es un verdadero demócrata, como él ha dicho en muchas ocasiones, el producto más acabado del régimen del 78, al que no ha venido a destruir, sino que –al igual que Jesucristo con la ley de Moisés– ha venido a darle cumplimiento. Cumplir con el precepto constitucional de que todo el mundo tiene derecho al trabajo, a una vivienda digna o a ser feliz. O cumplir con la previsión constitucional del desarrollo autonómico que en el límite lleva a la secesión. Por eso no ve por qué los catalanes o los vascos no vayan a poder votar si quieren separarse o no, aunque eso suponga la destrucción de la nación política española, precisamente la plataforma desde la que él habla, aunque crea que habla desde la plataforma metafísica de “la gente” o de la “democracia”, que es como estar en la estratosfera. Baja a la Tierra, oh Turrión.

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