THE OBJECTIVE
Marta Garcia Bruno

Un día en Bruselas

10:00 AM. El aeropuerto de Bruselas recibe a los pasajeros con una maravillosa estampa. Varios militares se atrincheran en parejas, es el “wellcome” Mr. García, sólo que en lugar de portar un papel el saludo tiene forma de arma, y no precisamente de discreta pistola.

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Un día en Bruselas

10:00 AM. El aeropuerto de Bruselas recibe a los pasajeros con una maravillosa estampa. Varios militares se atrincheran en parejas, es el “wellcome” Mr. García, sólo que en lugar de portar un papel el saludo tiene forma de arma, y no precisamente de discreta pistola.

11:00 AM. Las calles de la ciudad son un poema. Por lo que me cuentan Bruselas no es el enclave ideal para unas castañuelas, pero entre el frío, la lluvia y los tanques, en el aire se respira una calma tensa almidonada con dulces fragancias a tentador y traidor chocolate belga (el Manneken Pis disfrazado lo dejamos para otros debates).

Y entonces una servidora llega a su habitación de hotel con el convencimiento de que todo es menos grave de lo que ha visto en la televisión. Que mientras los agentes velan por la seguridad de los ciudadanos belgas, en otras partes del mundo el concepto en sí mismo brilla por su ausencia.

Mientras los tanques se imponían sigilosos en las calles más céntricas de una Bruselas preparada para una Navidad en standby, Turquía derribaba un avión ruso, Túnez volvía a vivir el horror de la sangre con un atentado contra un autobús de la guardia presidencial. El Estado Islámico no juega la misma carta en un intervalo de tiempo corto, ni deja de engañar a Occidente con sus planes. Si creemos que podemos prevenir el daño, aún no hemos entendido nada.

Tampoco sabemos bien qué es exactamente el Estado Islámico. El debate está en todas partes, desde el trabajo a los bares, el mercado, la familia. Y cuándo llega la pregunta clave: ¿Cómo acabar con sus amenazas? se producen dos reacciones: la más visceral y espontánea, es decir, el ataque, o el silencio absoluto. Llegar al fondo del asunto, al escenario clave, es más complicado. Aparecen hoy las banderas negras para el común de los mortales. ¿Pero de dónde vienen?

Sun Tzu decía que el arte supremo de la guerra es someter al enemigo sin luchar. Hasta que el enemigo te da el zarpazo donde más duele. Hace años que los conceptos de paz y guerra cambiaron. El profesor de Geografía de la Universidad de Oxford Harlford Mackinder postulaque una potencia será fuerte cuando ocupe una posición estratégica central que le permita actuar en todas las direcciones. “Quien rige Europa oriental manda en la tierra-corazón”. ¿Hay un método para entender la guerra? La griega Einere como transición entre dos conflictos. Aunque la pregunta que hay que hacerse es si de verdad ha existido alguna vez esa Einere. Siempre habrá dedos que señalen. Siempre habrá títeres en esta guerra interminable y por naturaleza unida al hombre.

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