THE OBJECTIVE
Nuria de Madariaga

Un regalo de Navidad para los talibanes de parte de la portera de la Embajada de España en Kabul

Los talibanes son lo peor: sucios, violentos, gandules, piojosos y declaradamente incapaces de colaborar en el progreso de la Humanidad. Pero además son prepotentes en su inutilidad zarrapastrosa y han matado, según el jefe de ellos “como brillante regalo de Navidad”, a seis marines norteamericanos en Kabul. Envían por lo tanto un regalo sangriento a Occidente para celebrar el nacimiento de un niño judío en un portal de Belén. ¿Osadía o simple estulticia? En cualquier caso un regalo envenenado que debería ser cumplidamente retribuido, porque ningún país merece contar entre sus habitantes con semejante gentuza. Y Afganistán, que fuera un hermoso país con una bella cultura milenaria, tampoco lo merece.

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Un regalo de Navidad para los talibanes de parte de la portera de la Embajada de España en Kabul

Los talibanes son lo peor: sucios, violentos, gandules, piojosos y declaradamente incapaces de colaborar en el progreso de la Humanidad. Pero además son prepotentes en su inutilidad zarrapastrosa y han matado, según el jefe de ellos “como brillante regalo de Navidad”, a seis marines norteamericanos en Kabul. Envían por lo tanto un regalo sangriento a Occidente para celebrar el nacimiento de un niño judío en un portal de Belén. ¿Osadía o simple estulticia? En cualquier caso un regalo envenenado que debería ser cumplidamente retribuido, porque ningún país merece contar entre sus habitantes con semejante gentuza. Y Afganistán, que fuera un hermoso país con una bella cultura milenaria, tampoco lo merece.

Un lugar apasionante ya pagado con sangre española, cuando las vidas de los dos policías asesinados en nuestra cochambrosa Embajada valen por varios cientos de talibanes cada una de ellas. De hecho y como me gusta la coherencia, esperaré a que salga Margallo del Ministerio de Asuntos Exteriores y pongan a alguno con un par de doctorados, metro noventa de pura fibra, con procedencia directa de la Escuela Diplomática, múltiples idiomas, excepcional presencia física y demás requisitos ineludibles para representar a “lo español” por el mundo entero, para presentarme a la oposición para cubrir la plaza de portera de la Embajada de España en Kabul. Es evidente que quiero reciclarme y tengo derecho a ello ya que nuestras leyes ofrecen igualdad de oportunidades sin pararse en raza, edad o sexo. Si no me dan la plaza será una discriminación y les denunciaré.

¿Qué comentan por tal de no estar callados? ¿Qué no domino el idioma? Eso no es problema porque, poniendo como aval mi contrato de trabajo en la portería pido un crédito al banco de Santander para aprender lo que hable esa gente. El crédito de diez mil euros porque hay un maestro que tiene la academia cerca de Torremolinos que, por diez mil euros, te enseña cualquier idioma en diez días durante diez horas diarias y con hipnosis o algo por el estilo. Yo conozco a un muchacho que lo hizo para el inglés y luego le dieron jaquecas y manía por estudiar el idioma todo el rato, vamos, que te meten a presión el idioma, pero estoy acostumbrada a las presiones y estoy dispuesta a pedir el crédito a pagar en diez años y alargarme al maestro, pagar y que me hipnoticen y conviertan en locuaz conocedora del idioma moruno que hablen ellos. El saber no ocupa lugar y si lo ocupa me da lo mismo porque he pasado muchas fatigas en mi vida y pienso retirarme en una confortable portería de Embajada o sede consular y si pido Kabul es porque allí no quiere ir ni el que se pierde. Y más voy a vigilar yo y con más interés, porque defiendo mis fronteras que es “lo mío” y lo llevo en el ADN de las tripas, que cualquier lugareño de allí que seguro que está por el dinero y no por sentimiento patrio. A mí me llevan las dos cosas: sueldo y sentimiento, además de ganas de jubilarme siendo portera por Dios y por España. El sueldo es modesto, pero también lo son mis pretensiones ya que soy mujer humilde y de leche numantina y no necesito grandes lujos ni aspavientos : yo a mi portería, que me han dicho que consiste en un habitáculo para las horas de descanso y una garita para vigilar durante el día. Perfecto.

Por lo que me han comentado allí en la casita hay una cocina pero me da igual porque no sé cocinar y además solo necesito una fresquera para guardar mis alimentos, una neverita para la leche y los danones, una televisión con una parabólica desmontable que le voy a comprar a un rumano que yo conozco que las trae de Bucarest a precios regalados aunque nunca se llega a saber donde estaban antes de estar en Bucarest y mi camita con mi edredón de Ikea. Los libros los pongo en el suelo hasta que bombardeen algún emplazamiento y pueda hacerme con unas repisas de entre los escombros. Luego está la garita con una mesa, una silla, un par de enchufes y una mirilla para vigilar. Tener más parafernalia sería pura vanidad.

Y hablábamos de los talibanes y de las ganitas que les tenemos, pero como no soy militar sino persona indefensa, defendiendo a España desde mi cubículo me sentiré feliz. Me han indicado los horarios, viene a ser que te levantas a las siete y te vas con un carrito a la garita, en el carrito van el televisor que es pequeño y la parabólica del rumano que pone “Made in Germany” que no sé lo que es, me acompañarán mis mascotas queridas ya que el Ministerio autoriza expresamente al personal diplomático a tener mascotas para sentir menos la soledad de la distancia. Mis mascotas son mis dos cerditos vietnamitas que van siempre limpios como los chorros del oro, uno se llama Jose Enrique y le llamo Pepiniki y el otro Bienvenido y le llamo Bienvenido. Las vacunas en regla y sus collares con la roja y gualda. Luego viene también conmigo mi cerdita blanca Peggy Sue que he adoptado gracias a Coque e Ismael del Santuario Gaia que es donde se acoge a los animales maltratados o en riesgo de maltrato.Bueno, llego con mis mascotas y si hace buen tiempo les pongo sus cobijitas y sus juguetes junto a la cancela de la Embajada para que estén viendo pasar a la gente y no se aburran porque solo quieren jugar. Así cada hora saco a mis chanchitos a pasear por el perímetro de la Embajada para que hagan ejercicio saludable y aunque son muy cariñosos y les gusta dar besos con sus hocicos húmedos parece tal que la gente rehúye algo a mis animalitos y no quieren jugar con ellos. Mis lechoncillos retozan y los lugareños se van. ¡Más antipáticos! No importa, porque cuando vuelvo a mi garita y dejo el Kalashnikov y el lanzagranadas que pesan una pechá, después de acomodar a mis cochinillos y darles el pienso, descuelgo la comida que tengo colgada de la parabólica. Yo sin mi antena no soy nadie porque me harto de reír con Belén Esteban y Rosa Benito en el Sálvame y veo las Mentes Criminales que me dan tanto susto que me paso el episodio apuntando con el Kalashnikov a la pantalla y me dice uno que trabaja en las oficinas que un día voy a tener un disgusto. La antena la pongo enganchada y con un cable al televisor y a veces se ve mal y eso es que me he pasado porque tengo colgados precisamente del enganche una paletilla de jamón Navidul que quita el sentido y siempre hay alguna ristra de longanizas o choricillos picantuelos. Es para que se oreen con el aire puro. Para los embutidos es bueno el aire así se curan mejor. También tengo un buen cuchillo jamonero para cortar mis viandas y es de doble uso: corto con él el jamón y si llega un terrorista le puedo cortar el pescuezo, aunque prefiero el lanzagranadas porque no me gusta la sangre, para sangre mis morcillas encebolladas colgando de esa parabólica de Germany, grasientitas y oliendo a gloria bendita. Para hacer mis comidas saco la mesa con la televisión en lo alto y me pongo a comer mis choricillos y mis mascotas merodean a ver si les doy un aperitivo, pero no les doy nada porque tienen que comer su pienso.

Cuando entra el Embajador que es de Escuela Diplomática y no de enchufe, me echa malas miradas y dice “¡Esto es provocación!” y yo le digo “No Su Excelencia (le trato de Excelencia porque es de carrera si fuera de enchufe le llamaría “coleguita”) son Bienvenido,Pepiniki y la gentil Peggy Sue, mis queridas mascotas y están amparadas por los de PACMA Partido Animalista que es la gente más buena de España y además estamos en España y lo que es de España es de los españoles menos mis ibéricos que son míos y me los manda mi hijo cuando hay transporte militar ¿O es que me discrimina? ¿Es por la edad, el sexo o porque llevo gafas de leer?” Ese Embajador es un sieso y me ha tomado envidia desde que me trajeron nuestros soldados del contingente una sobrasada mallorquina que era pura bendición y como están todos los españoles a que, cuando pasa el personal y miran mis víveres les digo “¿Ustedes gustan? (con la boca pequeña) y murmuran que la sobrasada la escondí para darme un festival viendo las Mentes Criminales y apuntando con el Kalashnikov, entonces está resentido.

¿Qué más quiere ese rencoroso? Desde que monto guardia soy un puro regalo para ellos y tengo un notable efecto disuasorio : nadie se acerca ni a la acera por la que paseo a mis mascotas. Me han contado de coches llenos de talibanes que pasan corriendo y levantando polvo para asustar a los occidentales, pero por aquí no pasan ni los que van a hacer un mandáo, se van por otro sitio y eso que me enseñaron a usar el Kalashnikov para una urgencia y también el lanzagranadas. Puntería tengo poca pero puesta a defender mi Patria salen los proyectiles con tanta fuerza que a alguno reviento. Pistolas no quiero porque son para las niñas y en Navidad pondré el árbol con una bomba lapa debajo por si algún descreído me lo quiere robar. No será una vida laboral fácil, cada día trasportando mis enseres para arriba y para abajo, aunque los embutidos los dejo colgados en las alcayatas porque no me los roba nadie, pero la parabólica del rumano me tendrá mártir porque no me fío y quién evita la ocasión evita el peligro. Deberían contratarme por mi lealtad y responsabilidad. Mi presencia con mis mascotas y mi parafernalia sería un bello regalo navideño para las malas personas y tan contaminante que harían abandonar las malas ideas ¿Quién va a atacar un reducto de mascotas indefensas? Les digo, ni pasar por la acera, allí a la Embajada con tanto ibérico de por medio no va ni el que se pierde. Pero lo mismo no tengo suerte y no me dan la plaza y encima dicen que me la han denegado porque llevo gafas de leer.

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