THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

Una casa que no existe

Los nadie de Galeano cada día son más. Más nadie y más en número. Más seres humanos que conforman una mayoría de la humanidad. Que no tienen casi nada, y están en vísperas de nada. Y nosotros a lo nuestro, a nuestras cosas. Y no puede ser.

Opinión
Comentarios
Una casa que no existe

Los nadie de Galeano cada día son más. Más nadie y más en número. Más seres humanos que conforman una mayoría de la humanidad. Que no tienen casi nada, y están en vísperas de nada. Y nosotros a lo nuestro, a nuestras cosas. Y no puede ser.

Escribo desde Buenos Aires, recién llegado desde El Salado, en el departamento de Bolívar (Colombia). Con el asunto de la inmigración a flor de piel. «Inmigrantes bienvenidos», dice una pancarta en la imagen de Lucy Nicholson. En el cartón que sostiene la niña de la mirada perdida reza «Mi casa es tu casa». Son mejicanos que han conseguido llegar a los Estados Unidos de Norteamérica, y esperan a muchos otros miles. De Méjico y de tantos otros países. Buena parte de ellos a través de La bestia, ese tren en el que las mafias hacen su agosto con los más débiles. Y en el que decenas y decenas de hispanos pierden la oportunidad, el dinero, la esperanza y la dignidad en su búsqueda del sueño americano.

No me canso de escribir sobre esto. No podemos cansarnos. Los nadie de Galeano cada día son más. Más nadie y más en número. Más seres humanos que conforman una mayoría de la humanidad. Que no tienen casi nada, y están en vísperas de nada. Y nosotros a lo nuestro, a nuestras cosas. Y no puede ser. Porque la imagen muestra a los manifestantes dando la bienvenida a los inmigrantes, ofreciéndoles su casa. Cuando no son nadie. Y muchos ofrecen una casa que no tienen. Es un gesto precioso de buena voluntad. Es un aldabonazo a los americanos, para que despierten ante el problema. Y a los demás, incluídos a nosotros. La foto habla de EEUU, pero el problema lo tenemos también en España.

No se trata de hacer demagogia y pedir a cada uno que abra su casa y la llene de inmigrantes. Se trata de que todos seamos conscientes del problema, primer paso para encontrar soluciones. Y los primeros quienes gobiernan en cada país del mal llamado primer mundo. Porque en su mano está cambiar el rumbo de las cosas. No hay recetas mágicas, pero sí hay soluciones, al menos, para paliar el problema.

No son bienvenidos. Y no hay casa que ofrecer. Lo que hay es mucha indiferencia ante un drama de considerables dimensiones. Mi respeto formidable a estos manifestantes. Y mi solidaridad. Pero La bestia, y tantas otras bestias que en el mundo son, sigue funcionando a pleno rendimiento. Y hay que acabar con estas bestias que deshumanizan. Para que sea verdad que son bienvenidos. Y, sobre todo, para que solo se vayan de su tierra quienes quieran hacerlo, y para que nadie sea vea empujado a ese viaje al infierno por la ausencia de esperanza alguna.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D