THE OBJECTIVE
Gerardo Cabrera Campos

Una consagración para el 10

Este Mundial de Fútbol en Brasil es histórico. Qué equipos, qué emoción, qué figuras, qué nivel de fútbol. A puertas de la final, nos quedamos con un principio: cualquiera le gana a cualquiera.

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Una consagración para el 10

Este Mundial de Fútbol en Brasil es histórico. Qué equipos, qué emoción, qué figuras, qué nivel de fútbol. A puertas de la final, nos quedamos con un principio: cualquiera le gana a cualquiera.

Este Mundial de Fútbol en Brasil es histórico: Klose como máximo goleador de los mundiales y la goleada más grande para el anfitrión. Y el de las sorpresas: los tremendos porteros y un espectáculo que han dado selecciones como Costa Rica o Argelia, por ejemplo. Qué equipos, qué emoción, qué figuras, qué nivel de fútbol. A puertas de la final, nos quedamos con un principio: cualquiera le gana a cualquiera. Sin embargo, también es un campeonato que hace que todos esperemos a un futbolista fenomenal, mediático y presionado por la historia misma: Messi. Se ha dicho de todo, se ha supuesto todo.

Argentina, más que suerte, ha sabido controlar sus partidos y definir los momentos decisivos. Pero esta selección, modesta a mi parecer, no solo es Messi, sino también un fabuloso Di María, un extraordinario Mascherano o un heroico Romero en la definición de penales contra la mismísima y temida Holanda. He aquí un buen gol de los ches: decían que Argentina tenía los partidos fáciles, que no convencía, no obstante, demostraron su valía y control contra la Naranja Mecánica, contra esa casi imbatible selección de Robben y Van Gaal. Si bien en penales, pero lo consiguieron. Los dirigidos por Sabella están en lo soñado, ¿quién no lo creía?, sí, en la final contra la goleadora y ofensiva Alemania.

Entonces, como quien no quiere la cosa, leo y reviso ahora al Maradona de 1986, capitán y 10, y aprecio a este Messi del 2014, capitán y 10: ¿Qué sentirá cada uno? Son dos épocas de fútbol distintas, y evocan muchas cosas: Argentina ganó la final contra Alemania en México ’86, pero la perdió con la misma en el Italia ‘90. A diferencia del individualismo de El Pelusa, ahora existe más que todo un juego colectivo donde La Pulga es uno más, pieza clave, sí, pero uno más.

Si Messi alza la copa no está emulando a Maradona. Creo que Messi, ante la presión y la crítica, espera una respuesta y una gloria para sí que muchos ya la escriben aún antes de esta tercera finalísima contra los alemanes: una consagración distinta.

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