THE OBJECTIVE
Inaki Arteta Orbea

Únicos

Somos únicos, pero también somos como todo el mundo. Sabemos que somos las dos cosas a la vez…y ninguna de las dos. Unas veces nos sentimos vulgares y otras, nos creemos especiales. Tenemos tantas cosas parecidas a los demás…

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Únicos

Somos únicos, pero también somos como todo el mundo. Sabemos que somos las dos cosas a la vez…y ninguna de las dos. Unas veces nos sentimos vulgares y otras, nos creemos especiales. Tenemos tantas cosas parecidas a los demás…

Somos únicos, pero también somos como todo el mundo. Sabemos que somos las dos cosas a la vez…y ninguna de las dos. Unas veces nos sentimos vulgares y otras, nos creemos especiales. Tenemos tantas cosas parecidas a los demás… Pero no me compares ¿eh? Yo soy distinto. Pero ¿en qué?..Uhmm, déjalo. Sentirnos diferentes ¿depende del día o dependerá del grado de autoestima? ¿O el grado de autoestima depende del día? La autoestima probablemente sea una de las variables, pero es subjetiva y sobre todo incontrolable.

Algo objetivo tiene que haber que me diferencie de los demás ¿no? la nariz, mi forma de hablar, he nacido aquí, he leído esto, oigo esto otro, opino así, me interesa no sé qué,…pero con esto no sobrepaso la vulgaridad.

Todo el mundo tiene nariz, habla, opina, tiene gustos, apetencias y manías personales, que son particulares hasta abrir el periódico y encontrarse con los rankings, número de espectadores en las mismas películas, libros más vendidos, encuestas a multitudes, opiniones acerca de todo, playas repletas, caravanas de coches en la misma dirección, audiencias masivas,…Todos en el
mismo saco, unos un poco por encima en esto y otros en aquello, pero todos en el mismo gráfico.

Es obvio que lo primario lo compartimos con los otros 7.000 millones de vecinos. En eso, somos del montón. A veces apetece ser raro, salirse de la estadística, ponernos feos para el selfi. Somos como somos (uf)…Pero no definitivamente, porque el paso el tiempo nos hace diferentes a lo que éramos ayer, y si amamos, leemos o escuchamos la voz de la razón, tenemos posibilidades de subir de categoría. La mala suerte también nos puede hacer cambiar y puede que nos sintamos hermanos gemelos del de al lado en la cama del hospital o no, porque mi dolor es solo mío y esto sólo me pasa a mí. Siempre hay margen para cambiar, para aprender de lo bueno o de lo menos bueno, para mejorar, para ser, en definitiva, más únicos.

La variedad de los rostros es tan infinita como la de las vidas vividas. Seguramente nuestras mentes, almacén de experiencias más o menos vulgares, no se parezcan unas a otras en nada. No sé cuál es el truco, pero creo que el barullo de sinapsis neuronales está bien diseñado para permitirnos ser diferentes.

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