THE OBJECTIVE
Juan Milián

Venezuela nos interpela

Las próximas horas serán claves e inclinarán la balanza hacia el cambio pacífico o el conflicto violento. Así pues, es estruendosamente bochornoso el silencio del gobierno español de ayer.

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Venezuela nos interpela

Reuters

Durante los seis años en los que fui diputado en el Parlamento de Cataluña creo que solo he perdido los papeles una vez y eso que con la crisis económica y el desafío separatistas no fueron pocos los momentos de tensión. En aquella ocasión había invitado a los miembros de una asociación de jubilados españoles y venezolanos -algunos de ellos chavistas- a asistir al debate en el pleno de una moción en la que condenábamos la sistemática violación de los Derechos Humanos en Venezuela, pedíamos la inmediata liberación de los presos políticos y proponíamos medidas para que los pensionistas venezolanos residentes en Cataluña pudieran acceder a los servicios y sistemas de ayudas sociales mientras persistiera el impago de sus pensiones. Eran casi dos años sin recibir un solo euro, lo cual estaba -y está- provocando auténticos dramas familiares. Durante la defensa de la moción, observé desde la tribuna cómo los diputados de la CUP se mofaban de aquellas personas desesperadas. Les mostraban propaganda a favor de Maduro y se reían en sus caras. Pruebas gráficas corren por las redes. Así, al acabar mi intervención subí corriendo hacia sus escaños, empujado por la indignación, para gritar a los ilustres antisistema unas palabras que ellos denunciaron y de las que yo nunca me voy a arrepentir.

Esas palabras vuelven hoy a mi cabeza al observar la reacción de nuestra izquierda ante los acontecimientos de Caracas y me anima a escribir a todos aquellos venezolanos que en aquellos años me enseñaron, más que nadie, a valorar nuestra libertad. Eduardo, Isabel, Juan Carlos… ¿cómo estáis? ¿Cómo lo estáis viviendo? Emociones descontroladas y encontradas son sus respuestas: ilusión y preocupación, alegría y angustia. Es mucho tiempo fuera de su país y son muchas las decepciones, pero esta vez puede ser diferente. La movilización es masiva y los reconocimientos internacionales a la jura de Juan Guaidó alimentan la esperanza de que ahora sí sea posible liberarse del sátrapa. Sin embargo, la respuesta de parte de las fuerzas armadas será a sangre y fuego, con el apoyo twittero de la izquierda española más patética.

Las próximas horas serán claves e inclinarán la balanza hacia el cambio pacífico o el conflicto violento. Así pues, es estruendosamente bochornoso el silencio del gobierno español de ayer. El mandato de Maduro es ilegítimo y toda hora que se pierda sin reconocer el gobierno de Guaidó es un paso más hacia la guerra. España debería liderar una respuesta europea a favor de la democracia y la libertad en ese país hermano que es Venezuela. España y Europa deberían reaccionar con la coherencia de las palabras del presidente del Parlamento europeo, Antonio Tajani, que en su perfecto español anoche señaló que “contrariamente a Maduro, Guaidó sí tiene legitimidad democrática. Se deben respetar las manifestaciones y la libertad de expresión de un pueblo que está harto de pasar hambre y sufrir los abusos de Maduro”. Si los europeos no sabemos estar a la elevada altura moral que anoche alcanzaron los venezolanos, no mereceremos palabras más suaves que en las que en su momento recibieron los diputados de la CUP.

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