THE OBJECTIVE
Xabier R. Blanco

Viaje con nosotros a ningún lugar

Y vuelve a ocurrir cuando compruebas que un autobús puede convertirse en descapotable en unos segundos porque alguien calculó como un ‘ñapas’ la altura de un túnel. “Apunte, algo más de un metro escaso”, le dijo hace unos años al editor gallego Carlos Casares un carpintero al que había encargado un anaquel.

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Viaje con nosotros a ningún lugar

Y vuelve a ocurrir cuando compruebas que un autobús puede convertirse en descapotable en unos segundos porque alguien calculó como un ‘ñapas’ la altura de un túnel. “Apunte, algo más de un metro escaso”, le dijo hace unos años al editor gallego Carlos Casares un carpintero al que había encargado un anaquel.

En los periódicos hay verdaderos maestros del género de sucesos como lo fue el gran José Luis Alvite. Son capaces de que cada letra hiera y las comas apuñalen al lector haciéndole partícipe de la trágica noticia. A pesar de profesar admiración incondicional por estos compañeros de oficio que podrían suplantar a un forense sin levantar una mueca de sospecha en la escena de un crimen, la temática ‘sucesil’ nunca ha conseguido despertar demasiado interés en este chófer de anécdotas, quizá porque los años en la sección de Deportes enseñan que las alegrías venden más en el kiosco que las desgracias, además de proporcionar felicidad al personal.

Pero hay fotografías que provocan que se baje la guardia y uno se despeñe contra una noticia que va a dejar el ánimo trizado y la preocupación agarrada un par de días cuando otras manos conducen tu vida. Sucedió con el fatídico accidente ferroviario en la parroquia compostelana de Angrois el Día de Galicia de hace dos años. Y vuelve a ocurrir cuando compruebas que un autobús puede convertirse en descapotable en unos segundos porque alguien calculó como un ‘ñapas’ la altura de un túnel. “Apunte, algo más de un metro escaso”, le dijo hace unos años al editor gallego Carlos Casares un carpintero al que había encargado un anaquel.

Pues en Lille, entre que el conductor que llevaba a 59 mozos desde Bilbao a Amsterdam se dejó guiar por el traicionero GPS y las autoridades locales no repararon a tiempo la cortina de cadenas que alerta de la baja altura del túnel después de que un camión se la merendase, seis universitarios resultaron heridos de gravedad. Pudo ser peor si no llegan a ir dormidos y con los asientos recostados. El impacto seccionó el techo del autobús de cuajo, pero pudieron ser muchas vidas. Sólo faltaba que en el estéreo del vehículo estuviese sonando a modo de nana la canción de la Orquesta Mondragón que dice “viaje con nosotros a mil y un lugar”. O a ninguno.

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