THE OBJECTIVE
Marta Parreño Gala

Vida tóxica

Habitamos lugares física y espiritualmente tóxicos, nos organizamos en base a sistemas envenenados desde la raíz y poco importa el por qué o el de dónde vienen las cosas que consumimos mientras podamos seguir viviendo en este placentero letargo libre de molestias innecesarias.

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Vida tóxica

Habitamos lugares física y espiritualmente tóxicos, nos organizamos en base a sistemas envenenados desde la raíz y poco importa el por qué o el de dónde vienen las cosas que consumimos mientras podamos seguir viviendo en este placentero letargo libre de molestias innecesarias.

Inspectores de la Comisión Europea sacaron de circulación 2.435 productos peligrosos para la salud el año pasado, un 71% más que en el 2013. Que respiramos basura, comemos plástico y jugamos con veneno es algo que se intuye desde hace tiempo. También nos gusta llenarnos los pulmones de nicotina y las tetas de silicona. Y no pasa nada. Respiramos el monóxido de carbono y el plomo que expulsan los coches desde hace años, nos bañamos en mares donde vertimos basura y nos alimentamos de animales torturados previamente atiborrados a medicinas. Y tampoco pasa nada. Nosotros seguimos vivos. Envenenados pero vivos. El caso es que lo natural se ha vuelto exótico y en muchos casos más caro (o eso dicen), que al final es lo que cuenta. ¿No? Y por eso, comer un tomate con verdadero sabor a tomate se ha vuelto casi un exceso.

Habitamos lugares física y espiritualmente tóxicos, nos organizamos en base a sistemas envenenados desde la raíz y poco importa el por qué o el de dónde vienen las cosas que consumimos mientras podamos seguir viviendo en este placentero letargo libre de molestias innecesarias. Así que sacudirse preguntas incómodas como quien se sacude la caspa del abrigo para evitar sus sucias respuestas está a la orden del día. De hecho nos hemos vuelto expertos.

Me temo que para invertir esta deriva y dejar de consumir basura física y mental no bastará con pasar la escoba. Habría emplear desinfectante en cada molécula de cada cerebro de cada rincón de cada pueblo. Habría que tirarlo casi todo y volver a empezar como si no supiéramos nada de nada. Habría que desaprender y olvidarse de que el dinero planea por encima de todo y de todos. Y a lo mejor así, solo a lo mejor, algún día lo natural se volverá natural y lo exótico será simplemente exótico. 

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