Con su nuevo periodismo, Tom Wolfe clavó una palada más en tumba de la novela clásica, y eso se ha dicho una y otra vez desde hace un mes, tras la muerte del escritor del traje blanco. Los clásicos esquemas de la ficción decimonónica habían quedado obsoletos, dejó dicho en su manifiesto ‘El nuevo periodismo’, y solo podía resucitarse desde la no ficción. Entre los años 60 y 70 lideró una corriente que introdujo en el reporterismo el uso de la primera persona, diálogos, monólogos interiores… todas esas técnicas literarias que convirtieron el periodismo en un producto mucho más atractivo de lo que se hacía en los diarios tradicionales, aunque para ello hubiera que sacrificar la veracidad.