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Andrés Medina

Vox en caliente: comienzan los juegos de mayo

Hace tres meses casi ninguna encuesta estimaba resultado alguno para Vox, y hoy los de Abascal acarician el 10% en el promedio de encuestas.

Opinión
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Vox en caliente: comienzan los juegos de mayo

Una de las demostraciones más sorprendentes que nos ha dejado esta década de crisis en nuestro país es la gran capacidad que tenemos los españoles de adaptación, digestión y asimilación de los cambios. También en la escena política y electoral.

A pesar de que se producen alteraciones significativas, los partidos y sus portavoces logran articular con rapidez nuevos mensajes y posicionamientos coherentes con una nueva realidad que nadie apenas conoce o ni siquiera esperaba. Como si lo nuevo siempre hubiera estado ahí. Lógicamente, no siempre aciertan.

Hace tres meses casi ninguna encuesta estimaba resultado alguno para Vox, y hoy los de Abascal acarician el 10% en el promedio de encuestas. Nunca una quinta fuerza había superado esa cifra. En realidad, hasta hace no tanto, tampoco la tercera. Pero no es la primera vez que sucede que un partido crece más de 10 puntos en un trimestre. Ya hemos asistido a otros calentones demoscópicos con Podemos y Ciudadanos.

El 8% que obtuvo Podemos en las europeas de 2014 provocó que las estimaciones posteriores le situaran entre el 15% y el 20% en unas eventuales generales. Como dirían en una radiofórmula, fue la entrada más fuerte.

Otro episodio similar de Podemos se produjo en el último trimestre de 2014. España atravesaba un proceso agudo de irritación social epitelial. La Operación “Púnica”, las Tarjetas “Black” y hasta el debate sobre la muerte del perro Excalibur, catapultaron a los de Pablo Iglesias hasta la primera posición, entre el 25% y el 30%.

Son también conocidos los sube y baja demoscópicos de Ciudadanos. El primero se produjo en su asalto nacional. En el primer trimestre de 2015 se situó rondando el 15%. Posteriormente tuvo dos calentones más, ambos ligados a los comicios autonómicos en Cataluña. En 2015, a pocos meses de las elecciones generales, y en 2017, cuando ganó las catalanas.

Hoy nos encontramos con una nueva fuerza que crece atropelladamente. Vox está de moda. Pero ¿cuánto hilo tiene la cometa?

Después de quedarse a las puertas del escaño en las europeas de hace cinco años, los de Abascal cosecharon sendos portazos en las dos últimas generales. Parecía que la derecha era un mercado electoral maduro en el que apenas nadie más tendría entrada. Pero, como señalan los manuales del business, hay diferentes formas de penetrar en un mercado maduro y Vox ha empleado, consciente o inconscientemente, al menos dos: la especialización y la innovación.

ESPECIALIZACIÓN. Los nichos de mercado, sobre todo si pueden sentirse poco atendidos y, además, están en crecimiento, se convierten en una rendija de entrada porque permiten diferenciarte.

Pues bien, en términos electorales, la crisis territorial en Cataluña es un coladero que ha provocado una evidente reacción en ciertos segmentos de la sociedad –como se vio en las pasadas elecciones en Andalucía–. En el último medio año, Ciudadanos y PP se han disputado ser la primera fuerza entre los que quieren un modelo territorial más centralizado que en la actualidad.

Puesto que esa rendija está lejos de cerrarse, es previsible que Vox pase a operar en este nicho como un competidor más. Ojo, escribimos nicho, pero la cuota de mercado de los “recentralizadores” no es pequeña: según el último dato, supera el 30%. Hablamos, por tanto, de un mercado de más de 10 millones de posibles votantes, contantes y sonantes.

INNOVACIÓN. Una mejora en un proceso o una innovación que resulte relevante puede ser otra de las vías de entrada en los mercados maduros.

Se podría decir que Vox ha encontrado un espacio político novedoso que explotará en exclusiva durante los próximos meses: el juicio del procés.

Que el, cada vez más conocido, secretario general de Vox pueda entrar en las vistas de uno de los juicios más importante celebrados en la democracia, tendrá un impacto directo en la opinión pública. Y lo tendrá por muchas razones: por el asunto del que se trata, por la relevancia mediática, por la escasa distancia hasta las elecciones y porque lo hará casi en exclusiva.

Tampoco es un terreno inédito. Ya lo ensayó UPyD hace unos años y, precisamente por ello, hoy vemos a Rodrigo Rato defendiéndose en el juicio sobre Bankia.

La diferencia sustancial es que UPyD cosecha ese éxito a título póstumo, mientras que Vox se prepara para la vendimia de mayo.

Si realizamos una prognosis de los hitos que están por venir en las 19 semanas que quedan hasta el superdomingo de mayo, y observamos el terreno que tiene por delante Vox en estas dos vías de entrada, podemos sospechar que su cometa tiene carrete para rato.

Vox está de moda. Gusta, se gusta, y eso calienta las encuestas. Pero su impacto demoscópico depende, casi, íntegramente de un rendimiento mediático que no es fácil prolongar durante meses. La derecha del escenario es inédita y sus competidores pelearan por defender el espacio. La fortuna favorece al audaz. Comienzan los “Juegos de mayo”.

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