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Aloma Rodríguez

Vuelta al cole

«La educación es uno de los asuntos sobre los que nunca estamos de acuerdo y, como sucede con otros temas importantes, se usa para agredir al adversario político»

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Vuelta al cole

ELISE AMENDOLA | AP

En los grupos de madres y de las ampas ha empezado a correr un meme sobre la falta de anuncios de vuelta al cole de El Corte inglés, “algo saben si aún no la han anunciado”. Una madre respondió que había escuchado el primer anuncio esa misma mañana en la radio y hubo como un cierto alivio, el que no se consuela, ya se sabe. Un par de días después ha llegado el plan de la Comunidad de Madrid para la vuelta al cole segura. Se manejan cuatro posibles escenarios, del uno al tres se tienen en cuenta las medidas extraordinarias por la Covid de menor a mayor gravedad. El cuarto escenario es irreal: plantea que la Covid desaparece. Antes de la explicación de los escenarios hay una inquietante advertencia: “El inicio de curso se hará con normalidad si la situación sanitaria lo permite”.

En el otro grupo de madres hay sanitarias y profesoras: siempre el mismo grupo de 30 alumnos y el centro proporciona mascarilla quirúrgica. Quiero decir que los planes que hay para la vuelta al cole son más bien difusos y voluntaristas: grupos burbuja, lavado de manos, material individual y desinfección diaria de juguetes para los más pequeños, mascarilla, distancia de seguridad y tal vez reducción de las clases presenciales para secundaria. La reunión del presidente del Gobierno Pedro Sánchez con los presidentes autonómicos para tratar el asunto de la vuelta al cole en septiembre tendrá lugar a finales de agosto. Entre los temas a tratar está el reparto de los 2000 millones para educación que se han liberado para las comunidades. Es normal la diversidad de reacción de las comunidades, unas esperan directrices, otras van avanzando y cruzan los dedos, supongo.


La educación es uno de los asuntos sobre los que nunca estamos de acuerdo y, como sucede con otros temas importantes, se usa para agredir al adversario político. Es lo que trataron de corregir de manera torpe PSOE y UP después de negar a la escuela concertada el acceso a los fondos extra para educación: tuvieron que añadir una enmienda para que se tuviera en cuenta la concertada, que es privada pero pagada con fondos públicos en su mayor parte, y se privilegiara de entre los centros concertados, aquellos que contaran con alumnos con más necesidades. Es un buen ejemplo de una manera de hacer política: hacer un gran gesto que copa titulares que unos días después se corrige de manera más bien improvisada.

Entre tanto parece que lo de menos son las desigualdades que podría generar un nuevo cierre de colegios, como si pudiéramos permitir lagunas de meses en la formación de una generación o como si no se pudiera adivinar que en caso de un nuevo cierre de guarderías, la penalización caería sobre las madres. Es cuanto menos sorprendente que el gobierno más progresista no esté tomando medidas para anticiparse a un problema que tiene muchas aristas y muchas repercusiones sociales: la brecha salarial de género podrá verse incrementada como la solución menos mala para resolver los problemas de conciliación; la educación dejará de ser universal de facto y muchos niños dejarán de recibir estímulos ajenos a los familiares. La resolución de todos esos problemas se está dejando al criterio y la proactividad de los centros. Porque, supongo, no es tan importante, total, es solo la educación, el pilar básico de una sociedad democrática.

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