THE OBJECTIVE
Carlos D. Lacaci

Y, tras el 13-N… ¿Qué?

La fecha del 13-N ya ha quedado marcada en ese calendario de sangre y dolor que es el que nunca nos gustaría repetir, el de las páginas del terror, del fanatismo y de la maldad infinita. El pasado viernes 13 será recordado como la fecha en la que París volvió a derramar lágrimas y a reivindicar, aún con más fuerza, la bandera de la Libertad.

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Y, tras el 13-N… ¿Qué?

La fecha del 13-N ya ha quedado marcada en ese calendario de sangre y dolor que es el que nunca nos gustaría repetir, el de las páginas del terror, del fanatismo y de la maldad infinita. El pasado viernes 13 será recordado como la fecha en la que París volvió a derramar lágrimas y a reivindicar, aún con más fuerza, la bandera de la Libertad.

Qué fácil es acabar con la vida de las personas; Y qué cobarde, repugnante e inútil es defender cualquier idea asesinando…

Hace poco escribí un artículo titulado “El polvo del 11-S” para recordar otro triste aniversario, por los atentados terroristas en las Torres Gemelas y otros lugares de EE.UU

En aquella ocasión dije que: “…Echando la vista atrás, veo demasiada sangre derramada, a un mundo enfermo y marcado por el odio y por el desprecio de los derechos humanos. Demasiadas vidas por vivir aniquiladas y enterradas por fundamentalismos y guerras tan incomprensibles como injustas.”

También, añadí entonces, seguía creyendo en los hombres. Tenía la esperanza de que el bien acabara triunfando, sobreponiéndose ante el mal. Creía y sigo creyendo en la Democracia y en la Libertad. Detestaba y detesto la tiranía, me revelaba y, me revelo, ante los abusos y las violaciones de los derechos humanos. No quería, ni quiero, resignarme ante el terror.

Ahora toca de nuevo preguntarse: Tras los últimos atentados de París, ¿qué hacer?

La respuesta, a mi modo de ver tiene que seguir pasando por estas pautas:

1º Unidad, sin fisuras, de todas las democracias contra las dictaduras del terror

2º Utilizar todas las herramientas del Estado de Derecho: La Ley, hasta donde llegue la Ley y la fuerza, como arma de legítima defensa, hasta donde no pueda llegar sólo la Ley.

Como bien apuntó Edmund Burke: “La única cosa necesaria para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada”

In memoriam de las víctimas del 13-N (D.E.P.)

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