THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

Yo la habría hecho y publicado

La noticia me ha impactado y reabre una polémica y una reflexión sobre mi oficio recurrente y permanente. Maya Vidon-White, fotoperiodista, se enfrenta a cargos penales por una fotografía que tomó la noche del 13-N, en la que se observa a un hombre herido cerca de la sala Bataclan, donde los terroristas del Daesh asesinaron a 90 personas. La familia del fallecido presentó una denuncia alegando que la publicación les ha causado enormes daños y reclamando una indemnización de 34.000 euros, y en aplicación de la Ley Guigou, que prohíbe la publicación de imágenes que muestren a víctimas del terrorismo de manera que viole su dignidad humana, se va a sentar en el banquillo de los acusados.

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Yo la habría hecho y publicado

La noticia me ha impactado y reabre una polémica y una reflexión sobre mi oficio recurrente y permanente. Maya Vidon-White, fotoperiodista, se enfrenta a cargos penales por una fotografía que tomó la noche del 13-N, en la que se observa a un hombre herido cerca de la sala Bataclan, donde los terroristas del Daesh asesinaron a 90 personas. La familia del fallecido presentó una denuncia alegando que la publicación les ha causado enormes daños y reclamando una indemnización de 34.000 euros, y en aplicación de la Ley Guigou, que prohíbe la publicación de imágenes que muestren a víctimas del terrorismo de manera que viole su dignidad humana, se va a sentar en el banquillo de los acusados.

La imagen se la vendió Maya a la agencia United Press International (UPI), y más tarde fue revendida a una agencia francesa, y empleada por la revista VSD, que identificó al joven como un superviviente de los ataques, además de poner sus iniciales. Cuando la revista publicó la foto, el 17 de noviembre, él ya había fallecido.

Podría pretender ser políticamente correcto, pero no es mi estilo. Yo habría hecho la foto, y la habría publicado. Por ello me parece un dislate el proceso penal contra la fotoperiodista, que estaba cumpliendo con su obligación. Otra cosa es que la revista que compró la imagen identificara a la víctima y mencionara que era uno de quienes salvaron la vida. Ahí hay un fallo grave en el trabajo de los redactores y editores, que no ha actuado con tino profesional. No conozco todos los detalles del caso, pero esta conducta merece un reproche, aunque quizá el proceso penal sea excesivo, no lo sé.

Pero la imagen de Maya no supone una violación de la dignidad de la víctima, y contribuye a cumplir con el derecho de los ciudadanos a recibir información y a conformar criterio sobre los hechos. Esto no significa que valga todo, y que todas las imágenes sean publicables. Pero en el caso que nos ocupa han actuado contra quien ha hecho lo que debía.

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