THE OBJECTIVE
Javier Pérez-Bodalo

Yo no soy Charlie, pero quiero ser libre

El bien jurídico protegido con la libertad de expresión no es tan sólo la emisión de las ideas, sino el hecho de garantizar que no seremos perseguidos por expresarlas. A fin de cuentas, no es más que una extensión de la propiedad privada: somos dueños de nuestras ideas y de su difusión, y no se nos puede impedir hacerlo.

Opinión
Comentarios
Yo no soy Charlie, pero quiero ser libre

El bien jurídico protegido con la libertad de expresión no es tan sólo la emisión de las ideas, sino el hecho de garantizar que no seremos perseguidos por expresarlas. A fin de cuentas, no es más que una extensión de la propiedad privada: somos dueños de nuestras ideas y de su difusión, y no se nos puede impedir hacerlo.

El bien jurídico protegido con la libertad de expresión no es tan sólo la emisión de las ideas, sino el hecho de garantizar que no seremos perseguidos por expresarlas. A fin de cuentas, no es más que una extensión de la propiedad privada: somos dueños de nuestras ideas y de su difusión, y no se nos puede impedir hacerlo. Al menos no de forma arbitraria. Yo no soy Charlie, porque ni creo que fueran caricaturas divertidas, ni me parece adecuado hacerlas. Ni contra los musulmanes ni contra cristianos, ni contra nadie que tenga creencias religiosas. Insultar a las ideas de otros, con dibujos ofensivos y contenidos hirientes no entra en mi visión de lo correcto ni de lo moral. Si me sintiera ofendido por las mismas, y encontrase un grave atentado contra mi honor en ellas estaría dispuesto a emprender acciones legales contra sus autores, como me permiten la legislación en vigor (artículo 525 del Código Penal, entre otras disposiciones), pero siempre dentro del marco del derecho y el orden.

Dicho lo cual, y con la certeza de que el único modo de dirimir las cuestiones de esta índole se encuentra en el diálogo y en la justicia –estatal o no-, no puedo sino condenar expresamente el terror y horror que ha supuesto para el mundo libre la matanza acaecida en Francia. Me opongo taxativamente al mensaje que revistas satíricas como Charlie Hebdo o su homólogo español, El Jueves, se dedican a vender. Pero nada justifica matar ni coartar la libertad de expresión por medios violentos. El que se sienta ofendido pueda resolver su afrenta en sede judicial y con las leyes que nos asisten; pero nunca deben ser las balas, ni la loca arbitrariedad de unos pocos los que se erijan en jurado, juez y parte en estas causas. La libertad debe quedar garantizada por leyes y jueces, siendo estos últimos la salvaguarda del Estado de Derecho. Y que sean ellos los que, llegado el momento y con base en la Ley, aseguren la libertad de todos con sus decisiones. Ni las armas, ni la sangre.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D