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Junts incluye como «memoria histórica» una revuelta contra el feudalismo en 1462

Su nueva Ponencia Política hace referencia a la «represión» que ha sufrido Cataluña desde antes del «franquismo» y «de 1714»

Junts incluye como «memoria histórica» una revuelta contra el feudalismo en 1462

Junts reivindica una «memoria histórica» que abarca la revuelta contra el feudalismo de 1462.

La nueva hoja de ruta de Junts per Catalunya (Junts), enviada a su militancia tras la celebración de su Congreso Nacional, reivindica una «memoria histórica» que se remonta al siglo XV. En concreto, hasta los años de las conocidas como Guerras Remensas, que iniciaron en 1462 y terminaron en 1485. En el capítulo dos de su Ponencia Política, titulado Un Estado para un país mejor, se expone que «la revuelta de las remensas» fue la «primera revolución social de la historia y tuvo lugar en nuestra casa para luchar contra los malos usos feudales y por la libertad del pueblo».

Esta referencia histórica a la Edad Media es anterior a la efeméride que el nacionalismo catalán ha elevado como mito de su lucha contra el Estado: el 11 de septiembre de 1714. En los momentos más álgidos del procés, cuando el Govern necesitó tener a la ciudadanía movilizada, se organizó el Tricentenario (actos culturales con marcado acento nacionalista para conmemorar que se celebraban 300 años de estos hechos del siglo XVIII).

Junts y los «constructores de la nación»

En algunas de las conferencias que se celebraron, se llegó a hablar de una «guerra de España contra Cataluña», pese a que lo que se dirimió fue una batalla por la sucesión entre el bando borbónico y el austriacista. La fiesta de la Diada se celebra coincidiendo con el asalto de las tropas de Felipe V a Barcelona, que en la mitología nacionalista se interpreta como el momento en el que Cataluña perdió sus derechos colectivos.

Junts envía a la militancia su Ponencia Política con este fragmento

En el apartado de Memoria Histórica de su Ponencia Política, los políticos independentistas aseguran que dicha revuelta es «reconocida por la Unesco» como la «primera revolución social de la historia». Y añaden que gracias a esta revuelta en Cataluña se «constituyó siglos antes que en buena parte de Europa un sistema económico basado en la propiedad pequeña, que posteriormente fue fundamental para el arranque industrial».

«De una economía construida en red que ya anticipaba el área metropolitana actual desde la edad moderna, hasta la huelga de la Canadiense para pedir jornadas laborales de ocho horas y los hombres y mujeres que como Paco Candel llegaron a Cataluña en condiciones durísimas a mediados del siglo XX, como los occitanos llegaron siglos antes», prosigue el documento.

En relación a «a la derrota de 1714», Junts afirma que el «levantamiento posterior del país y su resistencia contra la ocupación borbónica ha sido y debe ser un pilar fundamental de lo que somos. La valentía de aquellos hombres y aquellas mujeres que defendieron Barcelona hasta el último aliento es un testimonio eterno de la voluntad de ser y la voluntad de ser gobernados con leyes e instituciones propias del pueblo catalán».

«Represión» antes del «franquismo»

El apartado finaliza con el compromiso de que esta memoria colectiva también recuerde no solo «a los constructores de la nación» sino también a los «presos políticos, los exiliados y los represaliados de nuestra historia». «Recordando siempre que los problemas de Cataluña y la persecución de nuestra lengua e instituciones no son una consecuencia (solo) del franquismo, sino que vienen de muy lejos y han sido constantes en todos los regímenes políticos que ha vivido el Estado español».

La nueva dirección bicéfala del partido, con Jordi Turull y Laura Borràs al frente, está preparando el próximo ciclo del partido tras el liderazgo de Carles Puigdemont. De momento, no se plantean romper con ERC pese a las desavenencias dentro del Ejecutivo. En su Ponencia Política contemplan la posibilidad de consultar a las bases sobre la continuidad en el Govern.

Respecto a la reivindicación de una «memoria histórica» de tan largo alcance, habrá que ver cómo se traduce a la práctica. Si se quiere concretar en una futura ley de memoria histórica o si se limita a hacer pedagogía sobre «otro agravio del Estado».

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