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Sánchez silencia al PSOE con su lectura del 19-J: «Todos los gobiernos postcovid revalidan»

El presidente del Gobierno acalla las voces críticas desligándose del resultado y prometiendo revalidar mandato. Ni hay cambio de ciclo: «El Ejecutivo esta sólido»

Sánchez silencia al PSOE con su lectura del 19-J: «Todos los gobiernos postcovid revalidan»

Cristina Narbona, Pedro Sánchez y Adriana Lastra. | Europa Press

Hacía años que no volvían las ‘entradas’ a Ferraz, 70. Nubes de periodistas que esperaban a la llegada a los miembros de la Ejecutiva del PSOE para recoger sus opiniones sobre el batacazo andaluz. «¿Hay que hacer autocrítica?», preguntaban. «Claro que hay que hacerla. Y mucha», decía el vicepresidente primero del Congreso, el sevillano Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Los demás tiraban de guion: «Siempre», respondía Patxi López. «A trabajar», añadía la ministra portavoz, Isabel Rodríguez. Pero la autocrítica brillaba por su ausencia en una reunión de la dirección federal a la que volvían las caras largas y las intervenciones a puerta cerrada. Más de tres años de silencio desde la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa devolvían la voz al partido, pero no el ruido.

A puerta cerrada en la sala Ramón Rubial de Ferraz, todos secundaban el mensaje del presidente escudándose en una reflexión sin crítica alguna de los errores propios. Ni hay cambio de ciclo, ni cambio sociológico de las mayorías en Andalucía, ni siquiera trasvase de voto del PSOE al PP. La explicación inicial de los socialistas, a la espera de los estudios post electorales, es que la izquierda se ha quedado en casa. Punto. Una desmovilización aún mayor que la de hace tres años y medio que desvinculan absolutamente del desgaste del Gobierno de coalición y que atribuyen a la falta de pulso de las agrupaciones del partido. 

Pedro Sánchez junto a su Ejecutiva este lunes en Ferraz.

Es decir, que la dirección del PSOE culpa al propio PSOE, a los alcaldes, bases y «cuadros medios» de un resultado que, a juicio del portavoz de la Ejecutiva, Felipe Sicilia, obligará a activar de nuevo a los órganos socialistas que han estado cerrados tras la pandemia, como las casas del pueblo. Como ya adelantó THE OBJECTIVE, Sicilia descartó la posibilidad de una crisis de Gobierno haciendo suyas las palabras de Pedro Sánchez en la reunión de la dirección: «El Gobierno está fuerte y sólido. Hay que trasladar que el Gobierno está ocupado en lo que preocupa a la ciudadanía. El resultado no es extrapolable a unas generales».

Un argumentario que siguió a pies juntillas desde Sevilla el derrotado candidato, Juan Espadas, quien también entonó la segunda negación socialista: «Yo creo que el voto progresista se ha quedado en casa. No creo que haya habido una transferencia sensible que se haya ido al PP». Una fuga de voto constatada y que supondría admitir la erosión nacional del PSOE y de la marca de Pedro Sánchez.

La lectura conservadora de Sánchez

Entre los más beligerantes portavoces de referencia que ejercieron este lunes de cortafuegos a los críticos se encuentra el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas. El principal negociador parlamento del Ejecutivo marcaba el paso del grupo con esta declaración vía Twitter: «Venga ya. Menos ínfulas. Ni cambios de ciclo, ni feijoazos, ni lecturas nacionales golosas. La gente ha votado gobierno, como suele ocurrir en tiempos de zozobra. Y ahora, la dura realidad. Ellos siguen gobernando en Andaucía y nosotros seguimos gobernando en España».

 Unas palabras con lectura entre líneas ya que encierran la lectura ‘conservadora’ que el presidente Pedro Sánchez y sus estrategas hacen del 19-J. Según fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE, «los andaluces han votado en clave conservadora, no en términos de derecha/izquierda sino de continuidad». Un patrón que se viene produciendo en España en todos los comicios celebrados tras la pandemia de la covid 19: «Todos los Gobiernos han revalidado mandato tras la pandemia: Ayuso en Madrid, Mañueco en Castilla y León… y ahora Juanma Moreno en Andalucía». 

Una pauta convencional en el votante que huye de experimentos y que, a juicio de los socialistas, les garantiza su permanencia en el Palacio de la Moncloa, obviando la escalada de las tensiones económicas e inflacionistas y la inestabilidad parlamentaria con sus socios en el Congreso de los Diputados. «Moreno ha ocupado en Andalucía el espacio institucional de los presidentes que nosotros ocupamos a escala nacional». Una tesis que también deslizó el portavoz de la Ejecutiva al decir desde Ferraz: «Ellos siguen gobernando donde gobernaban y nosotros seguimos gobernando donde gobernábamos».

Visión compartida con los territorios. El barón valenciano Ximo Puig admitió este lunes que «la sociedad ha optado por la estabilidad a la hora de abordar las transformaciones. Se han reforzado los gobiernos, todos los gobiernos han salido reforzados. Tiene que ver con la gestión de la pandemia y se ve con cierta claridad. Se van a producir muchos cambios, estamos en un momento en transformación e incertidumbre y, cuando hay incertidumbre, optar por la estabilidad es lo que han decidido las sociedades»

«El incendio que viene»

Sin embargo, más allá de la dirección socialista reunida en Ferraz, se insinúan tímidas voces críticas. El más contundente, el exalcalde de San Sebastián Odón Elorza en su blog personal: «No caben excusas de mal perdedor y debemos ver que se acerca el incendio. Aún estamos a tiempo». La más simbólica, la expresidenta de la Junta, Susana Díaz: «Yo estoy triste. A mi me duele mucho mi tierra y me duele mucho mi partido».

Y el más contundente, el presidente aragonés, Javier Lamban: «El resultado ha sido tan contundente y en una comunidad tan importante para España como Andalucía, la más poblada de todas, que merece una reflexión muy profunda del Partido Socialista Obrero Español desde el ámbito de su comisión Ejecutiva Federal». Un acotamiento de las responsabilidades a escala nacional y no en clave andaluza.

Silencio y desánimo

Pero el más esperado, el manchego Emiliano García Page, no se ha pronunciado todavía. Fuentes de su entorno explican a THE OBJECTIVE que se encuentra de viaje oficial y se pronunciará sobre la debacle andaluza en las próximas horas. Un silencio simbólico que representa el ánimo de un partido anestesiado por su secretario general desde hace años. Sin crítica ni autocrítica, los socialistas andaluces admiten en privado la «decepción» y el «desánimo» tras «un resultado con el que contábamos aunque ahora tengamos que pasar el duelo».

Desde la federación socialista más numerosa de España, tanto los susanistas como los espadistas no ven los cuchillos en alto ni escuchan el ruido interno. Y la clave es la necesidad de recontruirse para las elecciones municipales, donde quienes se la juegan son precisamente los alcaldes socialistas, que tienen la llave de la movilización del votante y que gobiernan en más de 450 consistorios. Según fuentes socialistas, el proceso de selección de candidatos municipales comenzará en septiembre pero es precisamente ahora, durante el verano, cuando los territorios empiezan a movilizarse para elegirlos. 

Con un Juan Espadas que dice estar «más fuerte que nunca», los líderes territoriales destilan frustración. «Llevamos a un muerto a reconstruir el partido. Nos vamos al verano con la herida abierta y sin posibilidad de que cicatrice». La única solución habría sido una catarsis, «sacrificar la cabeza de Espadas». Pero ni Sánchez asume una decisión que supondría admitir su responsabilidad ni el PSOE tiene fuerza ni ganas de intentarlo. 

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