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Un convenio obliga a España a 'soltar' agua a Portugal con las cuencas en mínimos históricos

El Convenio de Albufeira, firmado en 1998, regula la gestión de los cinco ríos que comparten los dos países: Miño, Limia, Duero, Tajo y Guadiana

Un convenio obliga a España a ‘soltar’ agua a Portugal con las cuencas en mínimos históricos

Vista general sobre el estado del embalse de Portas en la cuenca Miño. | EP.

España envía de media anualmente a Portugal unos 15.000 hectómetros cúbicos de agua en virtud del Convenio de Albufeira, firmado en 1998 entre nuestro país y el país vecino en la ciudad que le da nombre y que regula la gestión de los cinco ríos que comparten ambos territorios: Miño, Limia, Duero, Tajo y Guadiana. Un convenio que obliga a las hidroeléctricas a enviar semanal, trimestral y anualmente una cantidad de agua a pesar de que España encara julio –a falta de dos meses para acabar el año hidrológico– con los embalses al 45%, 20 puntos menos que la media de los últimos 10 años, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica, que detallan que la capacidad en la actualidad de los pantanos arroja el peor dato en los primeros días de julio, desde 2004.

Así, tras dejar atrás el segundo invierno más seco desde 1961 e inmersos en una segunda ola de calor con incendios arrasando miles y miles de hectáreas en nuestro territorio, el estado de las cuencas que contempla el convenio y que deben transferir agua a Portugal no alcanza el 50%, excepto la del Miño, que se encuentra en el 52,57% de su total: Guadiana (27,48%) Duero (48,41%) y Tajo (43,59%). Esta última con una capacidad de 11.506 hm3, se encuentra a día de hoy con 4.819 hm3, casi 2.000 hm3 menos que la media del decenio, establecida en 6.336 hm3; y la del Guadiana, con un total de 9.498hm3, almacena ahora apenas 2.610hm3, de hecho, desde hace unos meses, agricultores manchegos y extremeños pedían usar más agua de este río, cautivadas por este convenio internacional.

Por lo que llegados a este punto, cabe preguntarse, ¿qué pasa en situaciones de sequía? ¿debe España seguir transfiriendo agua a Portugal?

‘Periodos de excepción’

El actual año hidrológico es el tercero más seco del siglo XXI y el cuarto más seco desde 1961, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Así, en estos nueve primeros meses del año hidrológico (1 octubre-30 junio) las lluvias han estado un 25% por debajo de lo normal en el conjunto del territorio. De esta forma, respondiendo a las preguntas del último apartado, es cierto que el convenio contempla momentos de sequía, definidos como ‘periodos de excepción’, en los que España no está obligada a cumplir con unos mínimos –en el caso de la cuenca hidrográfica del río Miño, por ejemplo, el caudal integral anual está marcado en 3.700 hm3, y en la del Duero en 7.000 hm3–. Sin embargo, el problema recae en que los niveles por los que se rige el Gobierno español para considerar que hay un estado de sequía y los que contempla el convenio son diferentes, explican a THE OBJECTIVE fuentes del sector energético.

Así pues, mientras que, generalmente, se considera una sequía meteorológica si la precipitación es del 75% (precipitación promedio de 30 años), el Convenio de Albufeira establece que el régimen de caudales no se aplica en los períodos en que la precipitación de referencia acumulada en la cuenca desde el inicio del año hidrológico (1 de octubre) hasta el 1 de julio sea inferior al 70%. Esto hace que momentos de sequía no sean considerados ‘periodos de excepción’ según el Convenio de Albufeira y España tenga que seguir ‘soltando’ agua a Portugal, como es el caso actual en la Cuenca del Tajo, cuyo cauda integral anual está marcado en 4.000 hm3.

«Esto es la otra cara de la moneda», cuenta a este periódico Francisco Javier Flores Montoya, vicepresidente de la Sociedad Española de Presas y Embalses y que formó parte de las negociaciones iniciales del convenio. Flores reconoce que siendo este «un convenio de buena vecindad», en su opinión, los compromisos «eran muy fuertes para situaciones de sequía». «Los embalses que sueltan el agua son embalses hidroeléctricos que necesitan de potencia para dar respuesta a las puntas del sistema eléctrico», defiende el experto, que señala que Portugal «tiene más agua que España porque llueve más». «Este convenio les ha beneficiado mucho, ellos no han puesto nada», hace hincapié el también Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.

Las quejas de Portugal

Desde el otro lado de la frontera, ecologistas portugueses llevan años denunciando cómo España envía el agua a Portugal. Según el acuerdo, vigente desde hace 24 años, el 37% del caudal se debe repartir trimestralmente, el resto es a voluntad de las hidroeléctricas españolas, de tal modo que legalmente pueden enviar el 63% restante de una sola vez, algo que hace que haya periodos de tiempo donde escasee el agua en la parte portuguesa para que luego toda el agua sea enviada de golpe.

«Lo que proponemos es que se establezcan caudales continuos y regulares medidos en metros cúbicos por segundo para que el caudal se distribuya equitativamente por trimestres», cuenta a THE OBJECTIVE Paulo Constantino, portavoz del movimiento ecologista portugués proTejo, que asegura que de esta manera «se acabaría con ese 63% de agua enviada por las hidroeléctricas cuando quieren».

De esta forma, Constantino , que llevará adelante una denuncia contra los Estados portugués y español ante la comisión Europea, defiende la necesidad de definir y negociar con España caudales mínimos ecológicos continuos, que garanticen que el agua esté siempre en circulación, cumpliendo algo que ya estaba previsto en el Convenio de Albufeira y que, de hecho, nunca avanzó. «Los caudales mínimos definidos hoy son tan bajos que siempre se cumplen. Es necesario tener un caudal que sea constante, regular, y no lo que pasa hoy, que puede ser cero o quinientos», hace hincapié.

Por su parte, el vicepresidente de la Sociedad Española de Presas y Embalses, Francisco Javier Flores Montoya, no entiende la queja ya que asegura que «España se comprometió a garantizarles unos caudales que son superiores a los que habrían tenido en régimen natural, de forma gratuita y sin ninguna obligación», defiende, y argumenta: «En septiembre de 1945, estuvo entrando en Portugal procedente de España un metro cúbico por segundo de media mensual. Es fácil comprobar la diferencia con lo que establece el convenio». «Aquí la única cuestión es si los españoles hemos sido my buenos o muy tontos», concluye.

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