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La vieja guardia del PSOE lamenta la deriva de Sánchez: «El siguiente paso es un referéndum»

Ex altos cargos y actuales dirigentes denuncian a THE OBJECTIVE que «Sánchez no tiene límites» y que, cuando se vaya, «el partido va a ser un páramo»

La vieja guardia del PSOE lamenta la deriva de Sánchez: «El siguiente paso es un referéndum»

El líder del PSC, Salvador Illa, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el candidato a la alcaldía de Barcelona por el Partido Socialista de Cataluña (PSC), Jaume Collboni, en el acto de presentación de la candidatura de este último. | Alberto Paredes (EP)

El manifiesto de exministros socialistas adelantado por THE OBJECTIVE prendió la mecha, Alfonso Guerra avivó la llama y Emiliano García Page generó el incendio. La reforma de Pedro Sánchez de la malversación para favorecer y corregir la condena de los presos del procés ha hecho aflorar un malestar soterrado en el PSOE con la deriva inquietante del Gobierno y los límites democráticos a sus pactos con los separatistas. Un malestar que no se circunscribe a las críticas públicas de la vieja guardia, los barones díscolos como Javier Lambán y Emiliano García-Page, o algunos diputados que, como Odón Elorza o Patxi López, se han atrevido a cuestionar las formas o las consecuencias de dicha reforma exprés del Código Penal que podría tener efectos en el electorado socialista en las próximas elecciones municipales de mayo. 

Las dudas, temores y críticas se expresan de forma más nítida y elocuente en privado, en distintos círculos socialistas, donde veteranos, ex altos cargos y actuales dirigentes consultados por THE OBJECTIVE manifiestan su estupor y «bochorno» por la deriva «autoritaria» de Sánchez en los usos y costumbres del parlamento. En su opinión, se están retorciendo las prácticas parlamentarias en sus propio beneficio hasta en las reformas más delicadas como la del Código Penal, que se presenta por la vía de urgencia y a través del grupo parlamentario socialista para acortar los plazos y aprobarlo en el día del Gordo de Navidad, como adelantó este periódico. «Sánchez no tiene límites», advierten, como ha demostrado al conceder a ERC las tres cuestiones que negó rotundamente que haría: los indultos, la derogación de la sedición y la reforma de la malversación. 

Y, por ello, auguran estas fuentes: «El siguiente paso es un referéndum, no tengo ninguna duda». Una consulta pactada, revestida de acuerdo autonómico en el marco del autogobierno catalán, pero que incluirá algunas exigencias de ERC para simular un referéndum legal pactado con el Estado y cuyas cifras sirvan para validar las teorías republicanas sobre las ansias separatistas del pueblo catalán. Es más, en el PSOE no descartan incluso que esta consulta catalana, que no puede pronunciarse sobre el modelo de estado, sea el preludio de la negociación sobre un «nuevo concierto económico, como el vasco». Un nuevo pacto fiscal que desvíe la atención de una consulta que vulnere los límites de la Constitución Española. 

El líder del PSC, Salvador Illa, y el presidente, Pedro Sánchez, en una reunión en Moncloa. | Europa Press

El plan de Sánchez e Illa: un estatuto

Desde el Ejecutivo niegan tajantemente que se planee cruzar esa línea roja porque «es inconstitucional». Fuentes de Moncloa consultadas por este periódico aseguran que «jamás aceptaremos un referéndum sobre el modelo de Estado porque va contra la Constitución». Otra cosa sería la fórmula propuesta por el líder del PSC, Salvador Illa, de una consulta sobre el «autogobierno, no sobre la autodeterminación ni sobre la ruptura», es decir, retomar la vieja propuesta Pedro Sánchez desde sus inicios como secretario general del PSOE, de iniciar un proceso de modificación del estatuto de autonomía en Cataluña desde la premisa de que el actual «no ha sido votado por la ciudadanía, porque varios preceptos fueron tumbados por el constitucional».

Se trata, en definitiva, de recuperar la vieja promesa de José Luis Rodríguez Zapatero a Pascual Maragall: «Aprobaré lo que apruebe el Parlament de Cataluña», pero ahora con Sánchez e Illa al frente del Gobierno y el PSC, y con una renovada mayoría progresista en el TC que no vuelve a enmendar el estatut que pacten PSC y ERC.

En este sentido, el primer secretario del PSC, Salvador Illa, convocó este miércoles por la tarde a los medios de comunicación en el Parlament para pedirle a ERC que «tenga el coraje de decirle la verdad a la ciudadanía de Cataluña: no habrá referéndum de autodeterminación». Illa también desveló haber hablado con su compañero Emiliano García Page para pedirle «altura de miras» y trasladarle que «aquello que es bueno para Cataluña es bueno para España» y que el PSC «es garantía de que se cumplirá la Constitución». 

«Sánchez no tiene palabra» 

Sin embargo, al margen de la dirección socialista y de los puestos de mando en el Gobierno y el partido, ni siquiera los partidarios y defensores de Pedro Sánchez confían en la palabra de quien la ha incumplido sistemáticamente en aras de su supervivencia política. Se negaron los indultos y se hicieron; se negó la sedición y se reformó; y desmintieron una malversación negociada con ERC que se ha pactado y reconocido hace una semana sin rubor alguno. Las fuentes consultadas creen ahora que «Sánchez es perfectamente capaz de pactar un referéndum con ERC de forma discreta, que quizás haya sido apalabrado ya en las conversaciones con Aragonés».

Algo que no niegan en ERC, donde este miércoles se congratulaban de que el PSOE comience a hablar abiertamente de una consulta: «Me parece una buena noticia que el PSOE diga la propuesta que tiene. Nosotros tenemos esta, un referéndum, no queremos que nadie se escandalice», se jactó su portavoz Gabriel Rufián. 

En palabras de los socialistas consultados por THE OBJECTIVE, tras los indultos, la sedición y la malversación, «ya no quedan más balas, ha quemado todos los cartuchos posibles» para garantizar la gobernabilidad apoyándose en los separatistas en la próxima legislatura. Para estas fuentes, «lo de menos» es que el Gobierno niegue ahora caminar por esa senda del referéndum porque «Sánchez ya no tiene palabra». 

Un PSOE «narcotizado» 

A las críticas de retorcer el reglamento para aprobar con urgencia la ley ómnibus de la sedición, la malversación y los nombramientos en el Poder Judicial, se le suman otras en clave interna: Sánchez «ha narcotizado al partido», silenciando a los barones con su expulsión de los órganos del partido -solo queda Guillermo Fernández Vara en la Ejecutiva-, y destruyendo el debate interno. La reunión de la Ejecutiva socialista no permitió el pasado lunes debate alguno al respecto de la malversación y no se ha convocado tampoco al Comité Federal del PSOE, máximo órgano entre congresos, que lleva sin reunirse desde que Sánchez ejecutó los cambios en el partido en el mes de julio. 

Por ello, los socialistas más veteranos asisten atónitos a la falta de contestación interna que motivan los últimos pasos del presidente. «Este ya no es nuestro PSOE, es el suyo y no cabe la más mínima crítica ni observación», como evidencia el cierre de filas del Ejecutivo acusando de «desleal» a Page por atreverse a cuestionar que se «pacte con los delincuentes su propia condena». «Entiendo que nadie se atreva a ejercer de francotirador», admite otra dirigente, «pero están pasando demasiadas cosas en este país. Cuando Sánchez se vaya, el PSOE va a ser un páramo».

El portavoz del PSOE, Patxi López, este miércoles en la sesión de control del Congreso. | Europa Press

La omertá socialista no contempla solo el silenciamiento de los cuadros medios y altos del partido, sino la «conversión» de algunos dirigentes que combatieron a Sánchez en las segundas primarias del 1 de octubre de 2017. «No doy crédito viendo a Patxi López decir lo que dice. O a Pilar Alegría e Isabel Rodríguez. Eran gente sensata y moderada…», explica un socialista que otorga a Sánchez la capacidad de transformar o silenciar a aquellos que le vieron como una amenaza hace unos años y se integraron por ello en el equipo de Patxi López.

«Pedro ganó la secretaría general en las primeras primarias, pero no se hizo con el partido hasta las segundas», recuerdan, tras un derrocamiento interno en el Comité Federal que abrió al partido en dos e inauguró el sanchismo. Una nueva era socialista en la que la mayoría opta por decir en privado lo que muy pocos se atreven a admitir en público. 

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