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El juez reactiva la causa contra 'Txeroki' por el mayor atentado de ETA contra la Ertzaintza

La Audiencia Nacional pide a la policía vasca un informe sobre los cuatro exjefes de ETA investigados por el ataque contra la comisaría de Ondarroa en 2008

El juez reactiva la causa contra ‘Txeroki’ por el mayor atentado de ETA contra la Ertzaintza

El exjefe de ETA Garikoitz Aspiazu Rubina, alias 'Txeroki'. | EFE

La Audiencia Nacional reactiva la investigación contra Mikel Garikoitz Aspiazu Rubina (alias ‘Txeroki‘) y otros tres exjefes de ETA por su presunta responsabilidad en el atentado contra la comisaría de la Ertzaintza en Ondarroa (Vizcaya), perpetrado en el año 2008. Un ataque con coche bomba en el que resultaron heridas 18 personas -en su mayoría agentes- y con el que la banda terrorista supuestamente pretendía ejecutar el mayor atentado con explosivos contra la policía autonómica vasca, causando daños materiales valorados en 4,8 millones de euros.

En una providencia, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, el magistrado Alejandro Abascal ha ordenado a los servicios de inteligencia de la Ertzaintza la elaboración de un informe en el que se detalle la composición, estructura y mecanismos internos de dirección y toma de decisiones del Comité Ejecutivo de ETA (la ZUBA) en el momento del atentado contra la comisaría de Ondarroa.

Un ataque perpetrado con un coche bomba cargado con 100 kilos de explosivos y por el que ya fueron condenados a 300 años de prisión los etarras Asier Badiola e Ibon Iparraguirre como autores materiales. La causa se reabrió en julio pasado para investigar la presunta responsabilidad intelectual de Txeroki y de los también exjefes de ETA Aitzol Iriondo (alias Gurbitz), Mikel Carrera Sarobe (Ata), y Ainhoa Ozaeta (Kurala).

El juez quiere que la policía autonómica vasca especifique «nombre a nombre» toda la estructura de mando de ETA, tanto de la ZUBA como de sus lugartenientes, en el momento de los hechos. También solicita que se detallen los distintos «subaparatos» en los que se dividía la banda terrorista y quiénes formaban parte de ellos, «con especial interés en los aparatos militar, político y logístico». «En especial este último aparato, dado los muy singulares medios comisivos (explosivos)», indica el magistrado en su providencia.

Asimismo, el magistrado requiere a la Ertzaintza que detalle el ‘modus operandi’ de la cúpula de ETA en la forma de hacer entrega de los coches bomba utilizados en aquellas fechas para atentar, así como todos los comunicados y comunicaciones internas de la banda terrorista en relación con Ondarroa y con el resto de atentados con explosivos perpetrados en el segundo semestre de 2008. Por último, solicita un «pormenorizado estudio y cotejo de los restos del artefacto y explosivos, y en general de todo indicio (dactilográfico o de cualquier otro tipo), del atentado de Ondarroa».

La Fiscalía se opuso a investigar a ‘Txeroki’

El propio juez Abascal accedió a reabrir la causa el pasado mes de julio, tras admitir a trámite una querella de la asociación Dignidad y Justicia (DyJ). Y lo hizo acordando situar a ‘Txeroki’ como investigado, a pesar de que la Fiscalía se había posicionado en contra. El Ministerio Público entendía que no estaba debidamente acreditada su participación en el ataque, y que por esa razón la de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional había acordado el sobreseimiento de las actuaciones respecto del exjefe del aparato militar de ETA en la anterior investigación por el atentado de Ondarroa.

Sin embargo, el magistrado cree que los «nuevos datos» aportados por DyJ «permiten hacer una valoración provisional para reabrir la causa contra Aspiazu Rubina (Txeroki), que se desconocían en el momento de la resolución exculpatoria y que hacen verosímil su participación y responsabilidad en la comisión del atentado contra la comisaría de la Policía Vasca en Ondarroa». «Se trata del ‘modus operandi’ de su ZUBA en la forma de hacer entrega de los coches bomba utilizados en aquellas fechas», subraya el juez.

En concreto, el indicio de prueba que llevó a reabrir la causa contra Txeroki es la utilización de una barra de pan como señal para que el comando que atentó en Ondarroa pudiera localizar el vehículo cargado de explosivos que estalló frente a la comisaría de la Ertzaintza. Una barra de pan fue también la señal utilizada para que otro comando etarra pudiera localizar el coche con el que se llevó a cabo el atentado contra el Patronato Militar de Santoña (Cantabria), en el que fue asesinado el brigada Luis Conde de la Cruz. Ambos ataques se produjeron el mismo día y se perpetraron con coches bomba que habían sido robados y preparados en Francia.

Una barra de pan implica a ‘Txeroki’

En la sentencia del 21 de mayo de 2013, por la que fueron condenados Badiola e Iparraguirre como autores materiales del atentado de Ondarroa, ya se daba por probado que uno de los terroristas «acudió a una cita con la cúpula de la organización en la que uno de sus miembros apodado Txeroki le anunció que les proporcionaría un coche bomba totalmente preparado, señalando el lugar donde recogerlo, en el parking del polideportivo de Eskoriatza, y concretando que, como señal, existiría una barra de pan en el salpicadero y las llaves en el interior del vehículo».

«Con tal finalidad, y siguiendo indicaciones de la organización, el día 20 de septiembre de 2008 fueron a recoger el vehículo-bomba (un Peugeot 307 SW) en la localidad de Eskoriatza, el cual ya estaba preparado (…) cargado con una carga explosiva de unos 100 kg de amonal, reforzado con alto explosivo», indicaba la sentencia de la cual se hace eco el juez Abascal en su auto, fechado el 10 de julio.

Tras conocerse la oposición de la Fiscalía a investigar a Txeroki por el atentado de Ondarroa, DyJ presentó un escrito en el que se aludía a la sentencia de la Sala Penal de la Audiencia Nacional en relación con el atentado de Santoña. En ese fallo, se declara probado que el comando Otazua utilizó en Santoña un coche bomba entregado en Francia «con la señal de una barra de pan en el salpicadero del coche», como ocurrió con el comando que cometió la acción criminal contra la comisaría de Ondarroa en Vizcaya.

«Confiere esta similitud en ambos casos el carácter indiciario, que no resulta inverosímil, y necesario en esta fase procesal para investigar y corroborar si, efectivamente, Garikoitz Aspiazu Rubina, con este nuevo dato, pudo tener participación directa en la orden de atentar contra la Policía Vasca en Ondarroa; por lo que procede, en este momento de reinicio de la investigación con esta nueva querella, dejar sin efecto el sobreseimiento provisional, reabrir la causa contra él y atribuirle la condición de investigado como al resto de querellados por la Asociación Dignidad y Justicia», concluía el juez Abascal en el auto que dio pie a la reapertura del caso.

Ataque contra la Ertzaintza

En la sentencia por la que fueron condenados Ibón Iparraguirre y Asier Badiola, se da por probado que lanzaron dos cócteles molotov frente a la comisaría de la Ertzainzta apenas seis minutos antes de hacer estallar el coche bomba cargado con 100 kilos de explosivos. La rápida evacuación por la puerta trasera del edificio de todas las personas que estaban en el inmueble de la comisaría evitó que hubiese víctimas mortales. De haber salido por la puerta principal en el momento en que explotaron los cócteles molotov, el desenlace podría haber sido muy distinto.

El coche bomba estalló a las 4.30 horas de aquel 21 de septiembre, produciendo un cráter en la calzada de 3 metros de radio, 6 metros de diámetro y una profundidad de 20 centímetros. También ocasionó grandes daños en la fachada, estructura e interior de la comisaría, además de en numerosos vehículos que estaban estacionados en el lugar y en los edificios cercanos. Todos ellos, según la sentencia de la Audiencia Nacional, tasados en unos 4,8 millones de euros. A pesar de que la evacuación por la puerta trasera permitió que el edificio de la comisaría hiciera de pantalla frente al coche bomba, la explosión causó lesiones de diferente grado a casi una veintena de personas. Trece de ellos eran agentes de la policía autonómica, y el resto de los heridos fueron civiles.

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