En Un final made in Hollywood, Woody Allen interpreta a un veterano director de cine tan necesitado de encargos que opta por terminar una película pese a haberse quedado ciego a mitad de rodaje, valiéndose de la ayuda de un intérprete chino. Inevitablemente, el resultado es un desastre, pero tras el estreno llegan esperanzadoras noticias de Europa: ¡a la crítica francesa le ha encantado!