«Habrá que recordar a los amigos que el fanatismo no nos va a llevar a ningún sitio»
«Es importante remarcar que Vox no es la contrafuerza de Podemos, sino la extensión de un mismo cáncer»
Ya se sabe que en la hora de las grandes claudicaciones, los héroes, los de verdad, estorban
«Un día sin cólera. Sólo hacía falta un día sin cólera para salvar Cataluña, y con ella el mundo»
«El nacionalismo catalán bucea en su historial de derrotas pretéritas para que nadie le hurte el triunfo»
«El independentismo anda dividido, y yo que lo celebro»
«Que Cs haya sacado rédito mediático de los ataques no significa que los merezcan, ni que acudir a la marcha fuera una provocación»
Escuchaba esta semana a Carlos Alsina hablar con José María García sobre la grandeza, la magia de la radio, en uno de esos habituales automasajes a que los radiofonistas son tan propensos.
Todavía trona el ruido ensordecedor que ha provocado la reunión de Pedro Sánchez con Quim Torra. Unos hablan de acercamiento, otros de humillación; unos la ven vergonzosa, otros alentadora. Pero nadie ha dicho que se trate de una reunión para abordar un problema inexistente: no existe un conflicto entre España y Cataluña. Y por eso los rostros de Sánchez y Torra no pueden ser la imagen de la reconciliación. La verdadera imagen de la concordia y la buena voluntad, la imagen del diálogo, sería la de Torra recibiendo, por ejemplo, a Inés Arrimadas y a los presidentes de Sociedad Civil Catalana. Ese es el encuentro que contribuirían a suturar la brecha que surca Cataluña. Sin embargo, Quim Torra nunca les ha tendido la mano, y ya hemos visto que el tono con que se dirige a la oposición en el Parlament no es precisamente fraternal. Pero lo que más sorprende es que el presidente del Gobierno de España todavía no haya entendido que es más urgente proteger a la Cataluña leal que seducir a la subversiva.