«Nos mienten como a niños porque nos quieren felices y contentos el día que toque volver a votar»
«Es importante remarcar que Vox no es la contrafuerza de Podemos, sino la extensión de un mismo cáncer»
«Nuestros representantes, en general, parecen querer complacer solo a los que les votan o podrían hacerlo, no quieren buscar un consenso, ponerse de acuerdo con quienes representan a los que no les votan»
«El PP partido de gobierno se diluye como un azucarillo, se han ido muchos de los mejores y han sentado sus reales algunos de los menos capaces»
«Veremos si los jóvenes que lograron extender la sombra de la sospecha sobre toda la clase política, no terminan siendo víctimas de la medicina que ellos mismos prescribieron»
El debate sobre el “relator” o mediador para una posible mesa de negociación de los partidos catalanes (que en realidad no incluye ni a PP ni a Ciudadanos, este último el partido que ganó las elecciones en Cataluña) ha provocado un terremoto político. Por una parte, la cesión del gobierno en este aspecto es sorprendente: durante años ha sostenido que no es necesaria una mediación en la negociación entre Cataluña y el Estado, que para eso está el parlamento.
Ayer el pueblo venezolano se echó de nuevo a la calle, valiente como siempre, para evidenciar por enésima vez el rechazo social al régimen de Nicolás Maduro, sucesor del narcoestado instaurado bajo la dirección del régimen castrista de La Habana, en esa “invasión consentida” que ha sumido a Venezuela en la miseria con un Gobierno ilegítimo que se mantiene imponiendo el terror.
No tiene pinta el dimitido Mariano Rajoy de ser un hombre que se aburra sin hacer nada. Todo lo contrario. Después de cuarenta arduos años esquivando sables y propinando parsimoniosas y silentes puñaladas, el registrador de la propiedad bien se ha ganado el descanso de casino demorado y caminata urgente. Pierde la política española a un buen parlamentario. Por humor estupefacto y sorna sobrada. También es cierto que, por regla general, la oposición se lo ha puesto a huevo. Menos en su trágico final.