Morir de manera digna en España es algo que aún depende del compromiso personal del médico que nos atienda y del riesgo que esté dispuesto a asumir. Por eso aplaudo al Parlamento belga.
Nuestro hijo mayor, Gonzalo, vivió unos pocos días. Días plenos, porque fueron ‘toda’ su vida. Días de dolor, con esa parte dolorosa de misterio en las razones y de plenitud por su destino.