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Así se vive en la Estación Espacial Internacional

El 12 de abril se celebra el Día Internacional de los Vuelos Espaciales Tripulados, por eso hemos querido aprovechar la oportunidad para presentar un viaje muy especial, ¿O deberíamos decir espacial? Vivir en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) no es fácil. De la mano del cosmonauta ruso retirado Yuri Vladimirovich Usachov descubrimos cómo los astronautas conviven en este laboratorio espacial.

Así se vive en la Estación Espacial Internacional

El 12 de abril se celebra el Día Internacional de los Vuelos Espaciales Tripulados, por eso hemos querido aprovechar la oportunidad para presentar un viaje muy especial, ¿O deberíamos decir espacial? Vivir en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) no es fácil. De la mano del cosmonauta ruso retirado Yuri Vladimirovich Usachov descubrimos cómo los astronautas conviven en este laboratorio espacial.

«Los vuelos espaciales cambian al ser humano, cambian la mentalidad y la concepción que tenemos sobre la Tierra», asegura Usachov. «Tendríamos que construir una Estación Espacial de recreo para turistas, con precios asequibles, para que las personas pudieran sentir lo que nosotros experimentamos».

Yuri Vladimirovich Usachov nació el 9 de octubre de 1957 en Donestk, región rusa de Rostov, es piloto cosmonauta de la Federación Rusa y ha participado en un total de cuatro vuelos espaciales, dos en la ISS y dos en la MIR. Durante su carrera realizó siete paseos espaciales y en total estuvo en el espacio 553 días. Entre los múltiples reconocimientos con que ha sido distinguido se encuentran las medallas de la NASA por Servicio Público y Vuelo Espacial, es Caballero de la Legión de Honor de Francia y Héroe de la Federación Rusa.

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Yuri Vladimirovich, Usachov, en la ISS | Foto: NASA

Preparación previa

Toda la preparación previa antes de realizar un vuelo espacial con destino a la ISS dura entre cinco y siete años, asegura el cosmonauta Usachov. «En general todo lo que se realiza es pura rutina», añade. «Un mes antes del vuelo nos presentamos a un examen para ver si estamos preparados para la misión». Tras pasar el examen, dos tripulaciones vuelan en aviones diferentes, por si hubiera un accidente, al lugar donde se encuentra la plataforma de lanzamiento.

Los astronautas también son formados en cuestiones médicas, tanto es así que son capaces de suturar una herida, poner un catéter o realizar un empaste, entre otras cosas. Asimismo, uno de los tripulantes con destino a la ISS recibe una formación más específica con prácticas en un hospital, para ser capaz de realizar una operación si fuera necesario.

El momento del vuelo

La nave tiene una potencia de 20 millones de caballos, por lo que en el momento del despegue «el astronauta nota una enorme tensión en el cuerpo», dice Usachov. «Nuestros hijos nos suelen dar un juguete y, al despegar, vemos cómo vibra y empieza a flotar; es el momento de ingravidez. Luego, nosotros nos soltamos y flotamos».

«No hay nada comparable a la sensación de ingravidez, es una sensación de libertad absoluta», dice el cosmonauta ruso. «La primera vez que subí al cosmos, mi visión del espacio estaba condicionada por las imágenes previas que había visto y por mis colegas -refiriéndose a otros astronautas-, pero, una vez arriba, la Tierra me pareció enorme y los colores y su belleza, son impresionantes».

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El cosmonauta Usachov, en el centro, dentro de la cápsula Soyuz | Foto: Roscosmos

Durante el día y medio que se tarda aproximadamente en ascender hasta la ISS, los astronautas pueden disfrutar de unas vistas privilegiadas del planeta Tierra.

Para el cosmonauta ruso, es preferible subir en una nave rusa, Soyuz, y descender en una americana, Shuttle. «Subir en la Shuttle es como ir encima de un barril de pólvora, mientras que la Soyuz es como el carro de combate T-34 o el kalashnikov, es seguro y cada vez mejora más».

Dormir

«Tenemos un nicho con un saco atado a la pared donde están nuestras pertenencias. Nos ponemos tapones para los oídos, cerramos al ventanilla, nos metemos en el saco, cerramos los ojos, e intentamos dormir».

Durante las dos o tres primera semanas los habitantes de la ISS tienden a dormir apenas cuatro o cinco horas diarias, lo cual es suficiente, ya que no se usan todos los músculos en ingravidez y el cansancio es menor.  Una vez superadas las primeras semanas, y ya adaptados a su nueva vida, las horas de sueño aumentan a cotas normales de siete u ocho horas diarias.

Taparse los oídos es imprescindible si se quiere dormir en la ISS, ya que hay un ruido constante de en torno a 60 ó 65 decibelios, «parecido a viajar en un avión», generado pro los ventiladores que están activados todo el rato para depurar el aire.

Cocinar y comer

La comida quizá sea uno de los momentos de relax de la ajetreada vida en la ISS. Los astronautas se reúnen en torno a una mesa, a la que se tienen que atar para no flotar, y disfrutan de una alimentación «bastante similar a la de la Tierra». Eso sí, han de tener cuidado con comer alimentos que nunca antes han probado o que pudieran generarles algún tipo de malestar. Generalmente los paquetes de comida que llegan a la Estación están compuestos por alimentos propios del país de origen del astronauta, o al menos parecidos.

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El momento de la comida en la ISS | Foto: NASA

«Recuerdo una vez que probé unas nueces de california que había traído un compañero estadounidense; nunca antes las había probado y me sentaron muy mal. Pasé toda la noche con sudores fríos, fiebre y sin dormir. Me vi obligado a tomar el carbón activado para contrarrestar los efectos», asegura Yuri.

Cuarto de baño y aseo

Los astronautas, como cualquier ser humano, también hacen sus necesidades personales y se duchan. Para ello, cuentan con un baño especial que succiona los desechos y los deposita en una cavidad especialmente diseñada para estos menesteres. Una vez que el deposito está lleno, es evacuado en el espacio para que se desintegre.

Deporte

Los astronautas hacen deporte en la ISS dos veces al día. «Tenemos una bici estática y una cinta para correr», asegura Usachov. «Yo corría cinco kilómetros al día; nunca he corrido tanto en mi vida».

Convivencia

Para mejorar la convivencia, en muchos casos los astronautas se conocen antes de su vuelo espacial. En el caso de Yuri, viajó a EEUU para conocer a sus compañeros de viaje americanos y allí pudo disfrutar de algunas de sus costumbres como ver un partido de béisbol y uno de baloncesto y acudir a un rodeo.  Cuando sus «colegas» estadounidenses viajaron a Rusia, fueron a la Dacha -casa en el campo- y a la sauna.

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Desde la cúpula se tienen las mejores vistas de la Tierra | Foto: NASA

Durante los seis meses que la tripulación pasa en la Estación, el comandante es el encargado de establecer el orden, tomar las decisiones y  mediar en las disputas. Es la única persona autorizada a emplear la fuerza si la situación lo requiere, tanto es así, que es el responsable de custodiar el único arma que hay a bordo, una pistola Makarov que no ha habido que utilizar en ninguna ocasión, por ahora.

Antes de volar, los astronautas firman un código de conducta dónde se establece lo que se puede hacer y lo que no.

Pedro Duque muestra la ISS por dentro

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