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'Insultario', manual para insultar con ingenio, clase y elegancia

Insultar con ingenio e inteligencia requiere clase, elegancia y una preparación que no todo el mundo tiene, según defienden los riojanos Ángel María Fernández y José Antonio Ruiz en su libro Insultario, concebido como un manual de autodefensa ante las ofensas cotidianas. De profesión profesor y albañil, respectivamente, estos quintos del 73 de Arnedo (La Rioja) apelan al sentido del humor como excusa para lanzarse improperios, siempre desde el cariño, según han relatado en una entrevista con Efe.

‘Insultario’, manual para insultar con ingenio, clase y elegancia

Insultar con ingenio e inteligencia requiere clase, elegancia y una preparación que no todo el mundo tiene, según defienden los riojanos Ángel María Fernández y José Antonio Ruiz en su libro Insultario, concebido como un manual de autodefensa ante las ofensas cotidianas. De profesión profesor y albañil, respectivamente, estos quintos del 73 de Arnedo (La Rioja) apelan al sentido del humor como excusa para lanzarse improperios, siempre desde el cariño, según han relatado en una entrevista con Efe.

Amigos desde la infancia, un día comenzaron a enviarse sesudos improperios por SMS, y poco a poco, uno picaba al otro, para comprobar quién soltaba «la parida mas surrealista y absurda», ha explicado Fernández. Cinco años después, reconocen estar «enganchados a insultarse», ahora a través de WhatsApp, pero según ha bromeado Ruiz, las ofensas de su amigo son aún «peor», porque «tiene carrera».

«Sin insulto no hay halago», ha añadido, pero «hay que odiar rápidamente para que se pase el enfado», como una especie de terapia liberalizadora. Hay que tener «desparpajo», pero también hay que ser «cariñoso», por muy «bruta» que sea la expresión que se lance, ha precisado el profesor, quien sostiene que los dos son igual de «mamarrachos».

En el Insultario también hay insultos que hay que leer dos veces para llegar al fondo de la ofensa, porque estos amigos rehuyen el improperio «grueso» que se lanza sin sentido a cualquiera, ha añadido Fernández. «El insultador pretende herir al insultado, por lo que en ocasiones suele caer en lo más burdo y simplón, que es lo fácil, hay que ofender con ingenio», ha defendido. Su amigo ha lamentado que con las redes sociales «se ha perdido el arte de insultar a la cara, ahora es todo virtual«.

«Te daría hostias de dos en dos hasta que fueran impares» y «No digo que sea precisamente hoy, pero en cuanto puedas vete a la mierda» son dos de las frases que aparecen en el manual, ilustrado por Carmelo Baya y editado por Pepitas de Calabaza.

También hay «maldiciones paganas» como: «Un tacto rectal y una colonoscopia cada dos horas es lo que te deseo», «Ojalá la película sea coreana sin subtítulos», «Lo que te iría bien es cogerte la chorra con la cremallera» y «Ojalá se te termine el plastidecor de color carne y tengas que colorear con el naranja muy flojito».

En el libro ironizan sobre modas y «postureo», de modo que lanzan pullas a veganos, runners, hipsters, metrosexuales y tertulianos. Los autores no descartan publicar un segundo volumen, aunque, para compensar, han dicho que estaría bien recopilar halagos en un «Piropario».

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