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Las nanopartículas del aditivo E171, presente en caramelos y galletas, traspasan la placenta

Las nanopartículas del aditivo E171, presente en caramelos y galletas, traspasan la placenta

David Greenwood-Haigh | Unsplash

Un equipo de investigadores franceses ha demostrado que las nanopartículas del dióxido de titanio, un aditivo alimentario conocido como E171, pueden atravesar la placenta de la madre durante el embarazo y llegar al feto, lo que plantea posibles consecuencias para su desarrollo.

Por qué es importante: este aditivo, que ya está prohibido en Francia para uso alimentario, se usa por sus cualidades como colorante blanco y para dar opacidad, y aparece habitualmente en caramelos, productos de chocolate, galletas, salsas y helados, así como en pinturas y materiales de construcción. Su contacto con el feto puede afectar al desarrollo del bebé. 

Los organismos implicados en este trabajo, encabezados por el Instituto Nacional de la Investigación para la Agricultura, la Alimentación y el Medio Ambiente (INRAE), explican en un comunicado que «el dióxido de titanio consumido con los alimentos durante el embarazo pasa bajo la forma de nanopartículas a la placenta y puede contaminar al feto».

Ahora, añaden esos organismos, se trata de que las agencias de seguridad sanitaria de los alimentos evalúen el riesgo de exposición para las embarazadas al E171. Además, consideran que habrá que realizar nuevos estudios que precisen los eventuales efectos para el desarrollo del bebé.

En Francia, su uso alimentario está suspendido desde el pasado 1 de enero en aplicación del principio de precaución sobre la base de un estudio del propio INRAE de 2017.

En ese caso, habían trabajado con ratones y habían puesto en evidencia que el E171 podía pasar a la sangre en forma de nanopartículas desde el intestino y acumularse en órganos como el hígado o el bazo. Con una exposición crónica, habían observado un riesgo de inicio de estadios precoces de cáncer colorrectal, así como modificaciones de la respuesta inmunitaria.

Para corroborar potenciales efectos sobre el feto -que ya habían demostrado otros estudios con animales- en esta segunda iniciativa los investigadores franceses recuperaron 22 placentas de madres voluntarias en las que constataron la presencia de dióxido de titanio acumulado, en su inmensa mayoría en forma de nanopartículas.

También trabajaron sobre la exposición del recién nacido mediante el análisis del meconio, las primeras heces que se acumulan en el colón fetal durante la gestación, y de nuevo encontraron nanopartículas del dióxido de titanio. Un signo de que el organismo fetal había estado expuesto a esa sustancia aportada por la sangre de la madre.

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