The Objective
Belleza

Cremas anti-edad: la verdad sobre el retinol y su eficacia en el cuidado de la piel

Aunque la industria cosmética ofrezca una amplia variedad de productos, solo unos pocos activos tienen efectividad real

Cremas anti-edad: la verdad sobre el retinol y su eficacia en el cuidado de la piel

Crema antiedad | Canva

Uno de los primeros lugares donde notamos el envejecimiento es en la piel, especialmente en el rostro. Arrugas, pérdida de firmeza, manchas… y entonces llega la gran pregunta: ¿hay algo que podamos hacer para revertir o al menos ralentizar estos signos?

Ante esta preocupación, el mercado cosmético ha explotado en las últimas décadas con una avalancha de productos anti-edad. Desde cremas con ingredientes “milagrosos” hasta sérums con nombres impronunciables, las opciones son prácticamente infinitas. Sin embargo, tal y como explica la dermatóloga Natalia Jiménez, la mayoría de estos productos no tienen un respaldo científico sólido. Según la especialista, de todos los ingredientes que se promocionan como antienvejecimiento, solo uno ha demostrado eficacia real en estudios clínicos: el retinol, un derivado de la vitamina A que actúa estimulando la renovación celular y la producción de colágeno. Es, según sus palabras, “el único activo tópico que ha demostrado una eficacia real para mejorar los signos del envejecimiento, como arrugas finas, manchas y pérdida de elasticidad”.

El retinol: el ingrediente que funciona

En una entrevista en el podcast Impacientes, la doctora Jiménez abordó con claridad el tema de los cosméticos antienvejecimiento. Según ella, aunque parezca que cada semana aparece un nuevo “superingrediente”, la realidad es que los productos eficaces se basan en unos pocos activos cuyos efectos han sido comprobados con evidencia científica. El retinol, un derivado de la vitamina A, es el ingrediente estrella en esta batalla contra el envejecimiento. “Es el único activo tópico que ha demostrado una eficacia real para mejorar los signos del envejecimiento, como arrugas finas, manchas y pérdida de elasticidad”, afirma Jiménez. Este compuesto actúa estimulando la renovación celular y la producción de colágeno, aunque debe usarse con precaución, comenzando con concentraciones bajas (menos del 0,3%) y solo unas pocas veces por semana para evitar irritaciones.

Otros productos que dan resultados

Junto al retinol, la vitamina C también ha ganado reconocimiento. Este potente antioxidante no solo ayuda a iluminar la piel, sino que combate los radicales libres que aceleran el envejecimiento cutáneo. Aun así, su efectividad depende mucho de la formulación y del tipo de piel de cada persona. Otros ingredientes como los péptidos, el ácido hialurónico, los alfa-hidroxiácidos (AHA) o la niacinamida pueden ser útiles, pero su impacto es más bien complementario y no todos son necesarios para todas las personas. “Hay mucho marketing, pero no necesitas seguir una rutina con 12 pasos ni aplicar todo lo que sale al mercado”, comenta la dermatóloga. De hecho, enfatiza que la ansiedad por “no estar haciendo lo suficiente” puede ser más perjudicial que beneficiosa.

Crema antiedad
Crema antiedad

Guía efectiva para el cuidado facial

Para simplificar el cuidado de la piel, los dermatólogos como Jiménez recomiendan seguir la llamada Pirámide de Draelos, un modelo propuesto por la experta en dermatología Zoe Draelos. Esta se divide en tres niveles:

  1. Protección: la base de toda rutina. Aquí entra la limpieza adecuada y, sobre todo, el uso diario de protector solar, el auténtico antiaging universal.
  2. Transformación: en esta fase se incorporan productos para tratar problemas específicos como acné, pigmentación o arrugas incipientes.
  3. Optimización: es aquí donde entran los activos antiedad como el retinol o la vitamina C, una vez que la piel ya está protegida y equilibrada.

Cuidado con el exceso

La doctora Jiménez advierte sobre una tendencia preocupante que ha ido en aumento, especialmente a raíz del auge de las redes sociales y el fácil acceso a información (y desinformación) sobre cosmética: rutinas de cuidado facial excesivas, incluso entre menores de edad. “Hay niños de 9 y 10 años con rutinas de 12 pasos, lo cual es innecesario y puede ser contraproducente”, comenta. Esta moda, impulsada en parte por influencers y retos virales, promueve la idea de que más productos significan mejores resultados, cuando en realidad puede dañar la barrera cutánea, provocar irritaciones o desencadenar problemas como dermatitis o acné cosmético.

Jiménez insiste en que el cuidado de la piel debe ser personalizado y siempre acorde a la edad, el tipo de piel y las verdaderas necesidades de cada persona. En el caso de los más jóvenes, una limpieza suave, hidratación básica y protección solar diaria suelen ser más que suficientes. Introducir activos potentes como ácidos exfoliantes, retinoides o incluso ciertos antioxidantes en edades tempranas no solo es innecesario, sino que puede alterar el equilibrio natural de la piel en desarrollo. “El objetivo de una rutina de cuidado facial no debería ser seguir modas, sino mantener la piel sana a largo plazo”, concluye.

Publicidad