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Muere Ian Brady, uno de los asesinos en serie más sádicos del Reino Unido

Ian Brady, uno de los asesinos en serie más sanguinarios de la historia del Reino Unido, donde se le conoce como El asesino de los páramos, ha muerto en un hospital de alta seguridad a los 70 años, informa la prensa británica. Brady había revelado en diciembre que tenía una enfermedad pulmonar y de pecho y había estado recibiendo cuidados paliativos contra el cáncer en el hospital psiquiátrico Ashworth. Un portavoz ha confirmado que el fallecimiento se produjo a las 18.06, hora local de ayer, pero no ha podido confirmar todavía la causa de la muerte.

Muere Ian Brady, uno de los asesinos en serie más sádicos del Reino Unido

Reuters

Ian Brady, uno de los asesinos en serie más sanguinarios de la historia del Reino Unido, donde se le conoce como El asesino de los páramos, ha muerto en un hospital de alta seguridad a los 79 años, informa la prensa británica. Brady había revelado en diciembre que tenía una enfermedad pulmonar y de pecho y había estado recibiendo cuidados paliativos contra el cáncer en el hospital psiquiátrico Ashworth. Un portavoz ha confirmado que el fallecimiento se produjo a las 18.06, hora local de ayer, pero no ha podido confirmar todavía la causa de la muerte.

El de Brady es uno de los casos más sonados y mediáticos de la historia de los asesinatos en serie del Reino Unido. Entre 1963 y 1965, él y su entonces novia, Myra Hindley, torturaron sexualmente y asesinaron a tres niños y dos niñas. Enterraron los cuerpos de al menos cuatro de ellos en el Páramo Saddleworth, a escasos kilómetros de Mánchester.

Tanto Brady como Hindley fueron condenados a sendas cadenas perpetuas por tres asesinatos en 1966. No fue hasta los años 80 cuando salieron a la luz los otros dos casos. Hindley ya había fallecido en prisión en 2002. Brady, por su parte, llevaba en un hospital psiquiátrico de máxima seguridad desde 1985, después de ser diagnosticado como psicópata. En el tiempo en que estuvo allí, expresó voluntad de morir e inició una huelga de hambre, pero fue obligado a comer. En 2013 intentó sin éxito que lo trasladaran a una prisión escocesa en la que no le obligaran a comer y pudiera «tener control sobre la forma y el momento de su muerte».

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