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Netflix crea "tiendas de la corrupción" para promocionar su serie El Mecanismo

Netflix ha creado tiendas ficticias de ventas de artículos para delinquir de forma refinada en los aeropuertos de Brasilia y Congonhas (Sao Paulo) para promocionar su nueva serie El Mecanismo. La obra dirigida por el brasileño José Padilha está inspirada en la Operación Lava Jato, el escándalo de corrupción que salpica a Brasil.

Netflix crea «tiendas de la corrupción» para promocionar su serie El Mecanismo

Netflix ha creado tiendas ficticias de ventas de artículos para delinquir de forma refinada en los aeropuertos de Brasilia y Congonhas, en Sao Paulo, para promocionar su nueva serie El Mecanismo. La obra dirigida por el brasileño José Padilha está inspirada en la Operación Lava Jato, el escándalo de corrupción que salpica a Brasil.

Algunos de los artículos a la venta en la Loja da corrupção (tienda de la corrupción), de diseño moderno, son manuales con las 1.001 cosas para hacer antes de ir a prisión, ropa interior repleta de billetes, corbatas para filmar a enemigos políticos, zapatos con grabadora o un diccionario de ‘corruptérminos’. La instalación, que suscita el interés de los pasajeros e incluso de los agentes de seguridad, sigue el estándar de las provocadoras acciones de marketing de Netflix en Brasil, que suele responder con sarcasmo a los mensajes de los políticos desde su cuenta de Twitter.

La expresidenta Dilma Rousseff, destituida en 2016, expresó el pasado domingo que El Mecanismo propagaba “mentiras”, mientras que el director de la serie, José Padilha, respondió que “la izquierda enloqueció y se volvió más hipócrita que la derecha”.

El Mecanismo, que se estrenó el 23 de marzo, narra a través de ocho capítulos la historia de un policía obsesionado con desentrañar los turbios negocios de un hombre dedicado al cambio de moneda. La investigación toma dimensiones gigantescas y alcanza a las élites brasileñas que se consideraban intocables. La serie aborda uno de los escándalos de corrupción más destacados de la historia.

«Exponer la corrupción es una forma de llamar a la ley, porque a partir del momento en que se declara eso en una tienda se intima a la ley a hacer alguna cosa contra ese delito», dijo a AFP Paulo Gabriel, un ingeniero de 43 años. Este no cree que frivolizar el tema sea la mejor manera de concienciar a la población.

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