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Opinión

Gays contra mujeres: la guerra por ser mamás

«No tiene ningún sentido querer todo a costa de pasta, tecnología, o por el mero hecho de tener derecho a ser madre»

Gays contra mujeres: la guerra por ser mamás

La actriz Ana Obregón. | Gtres

Esta semana la revista Hola está en boca de todos. Por una vez no atañe al clan Miraflores, y en barras, bares, parques y Ministerios, sólo se habla de la niña que Ana Obregón acaba de «concebir», por obra y gracia de su santísimo talonario, con 68 años de edad. Eso quiere decir que la niña cuando tenga 12 años su madre tendrá 80. 

Ni siquiera en el metaverso se las gastan de esta forma: abuela, madre, amiga, dueña, cliente…

En España la gestación subrogada es ilegal. Por ese motivo se busca en los Estados Unidos las condiciones adecuadas para que óvulos y tripas ajenas gesten a un bebé propio. Es lo que venía haciéndose en las maternidades de muchos hospitales en España durante el Franquismo, básicamente, darle un hijo a una familia de posibles para que su madre biológica se sacara unas perrillas, aunque en ese tiempo gris militarizado aludían a la muerte repentina del neonato, dejando a las madres tiesas y rotas. 

En lo que se ha puesto de acuerdo la España de Vox y de Podemos es que se trata de violencia contra las mujeres, cobren o no por ello. Así que de pronto, en un mágico cruce de ideologías y naturalezas, resulta que ser padre en las parejas homosexuales es del todo una violencia contra las mujeres, y por ende, el barrio de Chueca se parte en dos ante este nuevo choque que enfrenta a gays y feministas. Haciendo un breve repaso de nuestros famosos —por aquello de Ana Obregón— algunos nombres como Miguel Bosé, Jaime Cantizano, el Torito, Javier Cámara, o el mismísimo Ricky Martin, son algunos de los hombres que se sirvieron de la gestación subrogada para ser papás. No sólo se trata de parejas homosexuales, el futbolista Cristiano Ronaldo, la baronesa Thyssen, Carmen Cervera, o el cantante Robbie Wiliams, son otros casos en los que obtuvieron descendencia en forma de transacción monetaria. 

Lo de ser papás cuando la naturaleza te lo impide es un primer y valioso aviso de que la cosa puede salir rana. Después de avances en tecnología y medicina se ha conseguido que muchas madres, que tenían los óvulos incompatibles con la tinta de sus parejas, también lograran quedarse embarazadas, aunque con el riesgo de que viniera más de un bebé. De ahí que sea prácticamente normal conocer casos de gemelos o mellizos, pues la manera de saturar de óvulos y espermas a las mujeres ha convertido en cotidiano que salga en vez de uno, dos. Pero hasta ahora, no nos habíamos golpeado de frente con el debate moral de si es o no lícito contratar el vientre y óvulos de una cualquiera para poder tener un hijo.

Guasa tiene que salga en silla de ruedas como quién ha dado a la luz, pero también le pasó a una Kardashian que incluso se hizo un reel tumbada en la cama con cara de parto. Le cayó la del pulpo pero como Estados Unidos es el país con las libertades más ambiguas del globo, pronto se olvidó la maníaca imagen y los titulares viraron a otro asunto. A efectos de la ley la niña es hija de Ana Obregón desde que llegó a este mundo tan loco, y con el pago realizado te organizan hasta los papeles del registro, una doble nacionalidad, o ya veremos cómo acaba inscrito el nuevo miembro del clan Obregón, en este mundo raro que vaga entre el limbo administrativo y moral. 

«Muy pronto tendremos granjas de mujeres por los derechos de otras a ser madres. La igualdad no tiene nada que ver con esto»

Nadie va a meterse en lo que siente una mujer como Ana Obregón, pero lo que sí que está claro es que es un método clasista que funciona sólo cuando puedes permitírtelo, pareciéndose más al Cuento de la Criada, de Margaret Atwood, que a cualquier otro asunto que tenga que ver con eso de ser madre, padre, o de lo que les venga en gana. 

El Código Penal en España prohíbe esta práctica, no sólo eso, sino que conlleva penas de cárcel si a alguien se le ocurre vender a un menor. En el año 2010 el Ministerio de Justicia estableció una normativa para que se pudieran inscribir en el registro los hijos de madres y padres «compradores», precisamente porque cada vez aparecían más países en los que españoles viajaban para conseguir ese deseo de ser padres, como quien viajaba a abortar en los sesenta a Londres, o se implantan pelo en Turquía. 

Creo que se nos está yendo un poco la olla a todos. No tiene ningún sentido querer todo a costa de pasta, tecnología, o por el mero hecho de tener derecho a ser madre, aunque no se tenga matriz, como bien reclamó Loreta en la magistral La vida de Brian de los Monty Phyton. No tenemos derecho a todo. Ni Loreta ni Loreto ni tampoco pretender que por existir la vida te deba algo. 

Muy pronto tendremos granjas de mujeres por los derechos de otras a ser madres. La igualdad no tiene nada que ver con esto, de hecho nadie se pregunta por los derechos del niño, pero parece que el debate ha llegado también al Congreso. Todos los partidos están en contra, menos Ciudadanos, y sólo el PP ha dicho que se trata de un debate complejo, pero esto también está relacionado con la ambigüedad en la que nada el partido los últimos tiempos. 

¿Y si mi abuela puede permitirse el lujo de comprar un par de niños?¿Y si mi nuevo vecino, antes vecina, decide también regalarse un par de mellizos en Estados Unidos, Australia o Rusia? Caminamos cuesta abajo en aquel término en el que otras sociedades extintas llamaron decadencia. Y todavía habrá algún animal al que le parezca todo bien.  

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