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Secuencias de ADN centenario suponen un avance en el estudio del cáncer infantil

Las secuencias de ADN recogidas en tres muestras de genoma humano hace un siglo en el Hospital Infantil Great Osmond Street de Londres podrían ayudar en el avance de la investigación sobre el cáncer infantil poco común. Esas células centenarias podrían resolver la escasez de muestras para secuenciar procedentes de un cáncer raro.

Secuencias de ADN centenario suponen un avance en el estudio del cáncer infantil

Reuters

Las secuencias de ADN recogidas en tres muestras de genoma humano de hace un siglo en el Hospital Infantil Great Osmond Street de Londres podrían ayudar en el avance de la investigación sobre el cáncer infantil poco común, según informa la revista Nature. Esas células centenarias podrían resolver la escasez de muestras para secuenciar procedentes de un cáncer raro y ser un precedente para tratar el túmor infantil.

El científico e investigador Sam Behjati, del Instituto Wellcome Trust Sanger de Hinxton, Reino Unido, espera poder rastrear el defecto de conexión genómica que conduce al desarrollo de carcinomas raros en niños. “El tratamiento contra el cáncer infantil poco común es un invento”, ha asegurado Behjati. “Si tienes solamente tres o cuatro pacientes a nivel nacional, ¿cómo va a ser posible llevar a cabo pruebas clínicas medianamente razonables?”.

Para ampliar la investigación, el científico decidió revisar el archivo del hospital, de más de 165 años, para buscar entre todos los registros alguna muestra de cáncer poco común para las pruebas patológicas. Esto sería posible gracias a los avances en la secuenciación del genoma humano que ya ha hecho posible el análisis de restos mucho más antiguos, de poblaciones humanas de hace miles de años.

Sin embargo, el ADN tiende a degradarse con el tiempo y los oncólogos necesitan muestras de alta calidad para identificar las mutaciones individuales que pueden contribuir al crecimiento del tumor. Las muestras que el equipo ha estudiado llegaron en una pequeña caja de cartón llena de tubos de cera de parafina que tenían aproximadamente el tamaño de una uña, y de la que se pudieron sacar algunos tejidos. Las tres únicas partes que se pudieron recoger ya han sido secuenciadas y en todas se encuentran evidencias de mutaciones asociadas con el cáncer.

Behjati continuará la búsqueda por los archivos de otros hospitales con la intención de acumular el mayor número de muestras posibles para buscar puntos comunes y posibles soluciones al tumor infantil. “Este tipo de enfermedad en menores puede ser particularmente susceptible a la investigación”, ha señalado el patólogo Neil Sebire, “pues los genomas de los cánceres en niños tienden a contener un número mucho menor de alteraciones que el de los adultos, lo que hace facilita que los investigadores centren su atención en aquellas mutaciones que son más importantes, para luego tamizarlas entre todo el ‘ruido de fondo’ de ADN degradado por el tiempo”.

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